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Iván Vélez, historiador y autor de 'La conquista de México'Thorun Piñeiro

Entrevista

Iván Vélez, historiador: «No hay que pedir perdón a México. No tiene el menor sentido hacerlo»

El historiador, autor de dos libros sobre la Conquista de México y el mito de Hernán Cortés, desmonta la endeble argumentación de la presidenta electa: «es una simplificación absoluta que omite la enorme complejidad del mundo virreinal»

Iván Vélez es conocido por el gran público gracias a sus libros La Conquista de México y El mito de Hernán Cortés. En las próximas semanas se publicará un tercero sobre la Conquista de Perú. Son obras de contenido debatible, pero que las que casi nadie discute su capacidad para conciliar capacidad divulgativa y rigor en la investigación. Una base que le permite afirmar que existe una continuidad absoluta entre Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su sucesora, Claudia Sheinbaum.

Andan en las mismas coordenadas, absolutamente «negrolegendarias», con una distorsión completa de lo ocurrido, pretendiendo, a mi juicio, levantar una cortina de humo, acusando a los españoles de los males de una nación como México, que es soberana desde hace dos siglos. Es burdo e inaceptable pedir excusas a España: tanto la nación mexicana como la española tienen su matriz en el Imperio español —no hay que tener miedo a ese rótulo—, constituido tanto por la Nueva España —así se llamaba México— como por la España peninsular.

¿Qué impulsa a López Obrador y a Sheinbaum a actuar así?

—Repito que es una cortina de humo desviando la atención sobre los problemas reales de México, que no tienen que ver en absoluto con España, sino con otros como el narcotráfico. El impulso también viene dado por la versión nacionalista asentada en muchos ámbitos de la sociedad mexicana, la que se fragua en el siglo XIX.

¿Cuáles son los rasgos de esa versión?

—Pretende establecer el vínculo con un pasado que se cree idílico, el prehispánico, cargado de leyenda rosa y de romanticismo. El malo es el español. No olvidemos que hubo hasta un decreto de expulsión de españoles. Son cosas que se ignoran.

Volvamos al «pasado idílico».

—Es un auténtico disparate porque el México actual es una transformación del virreinato: no hay más que acudir al Plan de Iguala para darse cuenta de que la religión del México independiente será la católica. Entonces, me pregunto qué coherencia o qué tipo de encaje puede tener el catolicismo con las religiones zoomorfas que tanto espantaron a los españoles que llegaron ahí en el siglo XVI: sacrificios humanos y antropofagia. Es tender un puente absolutamente artificioso entre el mundo prehispánico, suponiendo que esas son las esencias de México, y el México actual, que es una nación política soberana que responde a los fundamentos fraguados durante el virreinato.

Sin embargo, esa visión nacionalista mexicana estuvo en sordina durante varias décadas.

—Estuvo en sordina, pero estamos asistiendo a un auge del indigenismo, que pretende establecer un corte radical entre los españoles, o los occidentales, y el mundo indígena, que está completamente revestido de elementos edulcorados y presenta al mundo prehispánico, al que presenta casi como un Edén.

¿Lo fue?

—En absoluto: era un mundo absolutamente convulso, lleno de guerras. De hecho, la Conquista solo es posible por la fragmentación que hay en ese pretendido mundo «unificado»: la alianza entre españoles y tlaxcaltecas para la victoria de Hernán Cortés.

Por lo tanto, los promotores de esa visión la practican con brocha gorda.

—Y con tanto ahínco que la nobleza mexica fue favorecida por la Corona española. No hay más que ir a los archivos para comprobar que Pedro Moctezuma recibía una muy jugosa paga por parte de la Corona.

¿Están imponiendo su relato contra las evidencias?

—Lo que está funcionando es el mito del indígena: casa con la idea de oprimidos y opresores, los de arriba contra los de abajo o la de plutócratas y pobres.

La nobleza mexica fue favorecida por la Corona españolaIván VélezHistoriador

Ni López Obrador ni Sheinbaum son historiadores. ¿En qué corrientes intelectuales se apoyan? ¿Quiénes son sus valedores académicos?

—Ignoro las fuentes directas de las que beben. Pero sí existe, en los Estados Unidos Mexicanos, una corriente hispanófoba que carga a los españoles con todos los males de una nación soberana desde hace 200 años. Insisto: las disculpas no tienen el menor sentido, porque el México actual es más deudor del virreinato de Nueva España que del mundo previo. Y persiste esa gran obra que era el mestizaje.

Tampoco era idílico el virreinato.

—No niego que se produjeron abusos ni que hubo esclavitud, al igual que en el mundo prehispánico. Al mestizaje se le suma la omnipresencia de la Virgen de Guadalupe que, aunque tenga elementos sincréticos, irrumpe con los españoles y no antes.

¿Es reversible a corto plazo esta corriente del resentimiento o ha llegado para quedarse?

—Es curioso, porque en el mundo académico está completamente desmontada y matizada. Pero es cierto que dejar a los medios de comunicación alimentar esta visión absolutamente maniquea y simplista puede perpetuar una imagen que, por razones muy diversas, se arraigan en una visión «negrolegendaria» de las izquierdas frente a unas derechas que a veces también caen en ciertos esencialismos. Si se persiste en ellos, se puede perpetuar. Pero la consulta a la documentación y un análisis más o menos profundo del periodo virreinal puede dar sus frutos. La potencia de la propaganda, desde luego, es enorme. También dependerá de la postura del Gobierno mexicano.

¿Y la española?

—Es muy coherente: no hay que pedir perdón. No tiene el menor sentido hacerlo.

Además del ataque genérico a España, llama la atención la obsesión con la Corona.

—Sí. Pero tiene cierta lógica si entendemos que las conquistas se hacían en nombre del Rey, que obtenía el 20 %, el quinto real, de los beneficios obtenidos.

No hay que pedir perdón. No tiene el menor sentido hacerloIván VélezHistoriador

¿Solo por eso se justifica la obsesión?

—También porque establecen casi una continuidad inmediata entre Carlos I y Felipe VI. La Conquista se hizo con la autorización y las condiciones impuestas por la Corona. Resultan interesantes las instrucciones que se daban a los virreyes. Son una maravilla: se ve una preocupación real por el indígena y por los excesos que señores indígenas cometían sobre otros indígenas. De eso se habla poco: invito a López Obrador y a Sheinbaum a leer las instrucciones a los virreyes.