El petróleo cae tras el anuncio de Netanyahu de que no atacará instalaciones nucleares o energéticas de Irán
Israel perfila los últimos detalles de su más que anunciada represalia contra Irán por el ataque del pasado 1 de octubre con 180 misiles balísticos. En la noche del domingo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, su ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, se reunieron en una base de Inteligencia para determinar cómo y cuándo se producirá el ataque. Según han publicado medios locales, la decisión es tan delicada que no se revelará a otros miembros del Gabinete por miedo a filtraciones. Pero, Netanyahu sí informó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de que está dispuesto a atacar instalaciones militares en lugar de instalaciones petrolíferas o nucleares en Irán, informa The Washington Post.
El presidente estadounidense ha mostrado en todo momento su apoyo a la defensa de Israel tras la ofensiva iraní y condenó de manera enérgica el lanzamiento de cerca de 200 misiles balísticos contra el Estado judío. Sin embargo, ha pedido públicamente a Netanyahu que no apunte contra instalaciones petrolíferas o nucleares, por miedo a una escalada aún mayor del conflicto en Oriente Medio y una subida de los precios de los hidrocarburos en plena recta final de la campaña electoral en Estados Unidos. Tras hacerse pública la noticia de que Israel descartaba estas dos opciones y ponía en su punto de mira las instalaciones militares de la República Islámica, el precio del petróleo ha reaccionado a la baja y el crudo se ha abaratado en casi un 4 %.
La promesa de Netanyahu no solo ha repercutido en el precio del combustible, sino que el gas natural en Europa también ha experimentado un retroceso del 2 % respecto al cierre del lunes. Consciente o no, el primer ministro israelí ha echado una mano a Biden en la recta final de una campaña electoral que cada vez está más reñida y las encuestas vaticinan casi un empate técnico entre la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, y el Republicano, Donald Trump. Previamente, además, Estados Unidos anunció que apoyará a Israel a defenderse ante Irán con el envío de las baterías de defensa antiaérea THAAD, una de las más avanzadas del mundo.
La decisión fue tomada por el propio Biden que, en palabras del portavoz del Pentágono, el general de brigada Pat Ryder, ordenó a su secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, que su país despliegue el sistema THAAD en Israel, como muestra del «férreo compromiso de Estados Unidos con la defensa de Israel y de los estadounidenses en Israel ante cualquier otro ataque con misiles balísticos por parte de Irán». Israel acogió con satisfacción el anuncio que implica además el envío de unos 100 soldados estadounidenses al país hebreo capaces de operar el THAAD.
A pesar de las desavenencias pública y notorias entre Netanyahu y Biden, sobre todo por la guerra en la franja de Gaza y, ahora, la invasión israelí del sur del Líbano, ambos mandatarios han acercado posturas estas últimas semanas. Una semana después del ataque iraní contra Israel, ambos líderes mantuvieron una conversación telefónica, tras más de 49 días sin contacto directo. En esta llamada, el presidente estadounidense «reafirmó su férreo compromiso con la seguridad de Israel», según un comunicado hecho público por la Casa Blanca. Sin embargo, el trasfondo de la conversación versó sobre las opciones israelíes para hacer frente a la República Islámica.
Una semana después, Netanyahu parece haber abandonado sus pretensiones de atacar instalaciones petrolíferas y nucleares, como le había pedido Biden. Según pública The Washington Post, la decisión del primer ministro israelí estaría orientada a evitar la percepción de «interferencia política en las elecciones estadounidenses». Tel Aviv tendría previsto lanzar su ofensiva antes de los comicios previstos para el próximo 5 de noviembre, porque «retrasar más la acción sería visto por Irán como un signo de debilidad». Aun así, Netanyahu insiste en que «escuchamos las opiniones de Estados Unidos, pero tomaremos nuestras decisiones finales basándonos en nuestros intereses nacionales». La situación en Oriente Medio es extremadamente volátil y Tel Aviv prefiere no casarse con nadie, ni siquiera con su mayor aliado.