La violencia política golpea a los líderes conservadores pese al victimismo de la izquierda
El estadounidense Donald Trump, el brasileño Jair Bolsonaro, el español Vidal-Quadras o el eslovaco Robert Fico son algunos de los políticos cuya vida se ha visto amenazada en los últimos años
A lo largo de la historia de la humanidad han tenido lugar distintos momentos de auténtico horror contra la clase política. Los denominados magnicidios, que en las últimas décadas pasaban de ser acciones de grupos terroristas a intentos de lobos solitarios, han provocado en distintas ocasiones el fallecimiento del líder político en cuestión.
Lo especialmente llamativo de esta cuestión es ver cómo aquellos líderes denominados conversadores o 'de derechas' han sido los más perseguidos históricamente por los ataques de grupos y personas que, por otra parte, suelen declararse de izquierdas. No tenemos que retroceder prácticamente en el tiempo para encontrar el último intento de asesinato. Este sábado la Policía de EE.UU. detenía a un hombre que habría asistido a un mitin en California del expresidente Donald Trump con el objetivo de acabar, presuntamente, con su vida. Afortunadamente, los agentes consiguieron detenerle cuando se encontraba a una milla.
«Probablemente detuvimos otro intento de asesinato», afirmó el sheriff del condado.
Lo ocurrido este sábado se sumaba a un año negro para Trump, que hasta en tres ocasiones ha visto peligrar su vida. En julio, su discurso en Butler (Pensilvania) fue interrumpido por el sonido de los disparos. Por pura fortuna o reflejo, Trump se agachó rápidamente, siendo herido de forma leve. Tan solo dos meses después, esta vez en Florida, tuvo lugar un segundo intento de asesinato en el club de Golf del candidato republicano en West Palm Beach.
Estos intentos tienen lugar en un año clave a nivel político, con las elecciones del 5 de noviembre a la vuelta de la esquina.
España, históricamente golpeada
Lo vivido este fin de semana en Estados Unidos no nos es ajeno en nuestro país, uno de los países que más violencia política ha sufrido históricamente.
Uno de los sucesos con mayor repercusión en España fue el del diputado monárquico y exministro, José Calvo Sotelo –una de las figuras más críticas del Gobierno del Frente Popular y la Segunda República–, quien era asesinado en la madrugada del 13 de julio de 1936, solo unos días antes de que estallase la Guerra Civil.
Décadas después, y con el fantasma de la banda terrorista ETA siempre presente en las últimas décadas del siglo, tenemos que irnos al año 2023 para encontrar el último exponente de violencia política en España. En concreto, el 9 de noviembre del año pasado, el expolítico Alejo Vidal-Quadras era tiroteado en la calle Núñez de Balboa de Madrid. El exvicepresidente del Parlamento Europeo resultaba gravemente herido en un intento de asesinato que implicaría directamente al régimen iraní y que por el que ya se habrían detenido a, al menos, siete personas.
Fico, victima de las «narrativas falsas» de la izquierda
Independientemente de lo sucedido en suelo estadounidense, en los últimos años distintos líderes conservadores europeos han sido víctimas de varios intentos de atentado fuera de nuestras fronteras.
Uno de los más recientes fue el que involucró al el pasado mes de mayo al primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico. Apodado como el «Orbán eslovaco», Fico recibió varios disparos en Handlová a la salida de un debate gubernamental. ¿El autor? Juraj Cintula, un poeta fundador de un club de lectura de izquierdas.
Su viceprimer ministro, Tomas Taraba, acusó directamente a la izquierda del país, acusándola de promover «narrativas falsas» que habrían generado este desenlace. A pesar de que el primer ministro se encontró con un pronóstico muy grave durante varios días –y fue operado hasta en dos ocasiones–, el pasado 30 de mayo fue dado de alta.
Bolsonaro, el magnicidio con mayor repercusión
Fuera del territorio europeo cobra especial protagonismo el intento de asesinato que sufrió el expresidente brasileño, Jair Bolsonaro. En 2018, durante un mitin de cara a las elecciones de aquel año, el entonces diputado recibió una puñalada en el abdomen por parte de un hombre que fue absuelto un año después por los trastornos mentales que padecía.
Tras el ataque, Bolsonaro fue trasladado con tres heridas en el intestino delgado y otra más grave en el abdomen. A pesar de la gravedad, el candidato presidencial logró sobrevivir tras ser operado en cuatro ocasiones. Este intento de magnicidio tuvo lugar en el país brasileño en un momento de completa polarización política en Brasil, inmerso en una gran crisis económica.
Intentos que acabaron en desgracia
Lo único positivo de los ejemplos comentados es que en la mayoría de casos los líderes atacados consiguieron sobrevivir. Sin embargo, no siempre ha sido así. El 8 de julio de 2022, el ex primer ministro japonés Shinzō Abe fallecía tras recibir un disparo por la espalda durante un mitin en la ciudad de Nara. Tal como se supo en los días posteriores, el asesinato de Abe se debió a problemas personales del sospechoso, Yamagami Tetsuya, quien disparó al exmandatario por sus relaciones con la Iglesia de la Unificación, institución que causó la bancarrota a su madre.
Meses después, Ecuador sería el escenario de un nuevo magnicidio. El 9 de agosto de 2023, el candidato presidencial Fernando Villavicencio era asesinado por una de las bandas criminales más grandes del país. Villavicencio, uno de los políticos más críticos con los casos de corrupción que salpicaron a altos funcionarios, fue tiroteado a la salida de un acto electoral en Quito. Este suceso tuvo lugar a pocos días de que se celebrara la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
El victimismo de la izquierda
Independientemente de la gran cantidad de intentos de magnicidios hacia políticos conservadores, la realidad es que la izquierda y extrema izquierda se han caracterizado por sacar mayor rédito político de las agresiones recibidas.
Sin ir más lejos, en nuestro país, el Partido Socialista compartió este mismo año un mapa con aquellas sedes y miembros que habían sido 'atacados'.