Entrevista
Yoe Suárez, disidente cubano: «Con los apagones muchas personas han perdido la poca comida que habían logrado reunir»
En su obra «Leviatán, policía política cubana y terror socialista» narra el acoso a fuego lento y con carácter permanente que sufrió de parte del régimen comunista
Yoé Suárez, de 34 años y algo más de dos en el exilio, relata detalladamente en «Leviatán, policía política cubana y terror socialista» las vivencias de un activista de la nueva generación acosado, a fuego lento y con carácter permanente, por el régimen comunista. La prosa es ágil, las revelaciones, espeluznantes. Pero no pierde la fe.
«En nuestro interior ocurre un cambio de mentalidad» agrega Suárez al tiempo que detalla: «Hay gente que lo define en términos religiosos, no como una especie de despertar. Y la verdad es que la situación en la que uno se encuentra en Cuba es definitoria en ese sentido. Además, el camino religioso en mi familia también ayuda porque genera una cultura y como sabes, la cultura es el líquido amniótico de la sociedad, del individuo y genera una cultura distinta a la cultura socialista. Dios no es el Estado, el Dios está en los cielos, el que está revelado en la Biblia, el Mesías no es Fidel Castro».
-¿Dónde tomó conciencia de su oposición al régimen?
–Diría que fue en la universidad y fue un proceso, digamos, paulatino, de desintoxicación de la propaganda, que te inculcan desde cuando eres un niño en Cuba. Y la verdad es que hay un proceso de desintoxicación de todo eso a partir de la fe. Mi madre se convierte en los años 90 cuando cae el Muro de Berlín. Como muchos cubanos, hubo un boom de la fe cristiana en Cuba. O sea, las personas volvieron a los templos y de esa manera, bueno, transmitiendo esos valores antitéticos al régimen, a lo que el régimen proponía, pues comenzó un despertar que maduró intelectualmente en la universidad.
–Y después de la universidad, según se lee en el libro, empezaron los acosos.
–En segundo año estuve a punto de ser expulsado por escribir que en la batalla de Bahía de Cochinos no se había ido a luchar por el socialismo. Y eso es como desacralizar un mito muy importante para el régimen. Ya estando en el Servicio Social Obligatorio, que se hace dos años después de terminar la universidad, tuve también problemas por reportar a CBS News, el canal estadounidense que no estaba acreditado en Cuba. Era una especie de corresponsal clandestino si se quiere, y justamente ahí tocaba muchos temas sobre la falta de libertad religiosa
–Y de ahí empezaron las «visitas» a las comisarías, muy bien detalladas en el libro.
–El régimen cambió a partir de los años 2000, después de la Primavera Negra, la estrategia contra activistas y periodista: en vez de poner altísimas condenas, optó por el desgaste. Consiste esencialmente en una presión psicológica brutal, en expulsiones laborales, por supuesto, expulsiones de centros de estudio y también las citaciones constantes en aras de que el periodista renuncie, con la esperanza del régimen, a su trabajo para la prensa. La verdad es que, en mi caso, allí donde ponía un obstáculo, yo he encontrado una oportunidad.
–¿Oportunidad?
–Oportunidad para seguir escribiendo sobre la realidad cubana. Cuando me regularon escribí una investigación sobre la lista negra de los regulados. Regulado es que no te permitan salir de tu país. Y estuve en esa lista negra durante dos años y medio. Hay periodistas que todavía siguen y es completamente arbitraria la manera en que entras y luego sales de ella. Luego me detuvieron con estas detenciones. Cada tres semanas, mi familia y yo recibíamos algún tipo de agresión y escribí sobre ese tipo de acoso a la prensa. O sea, allí donde ponía un obstáculo, yo encontraba una oportunidad para trabajar, no me fui.
–Hace ya más de dos años que se exilió.
–En agosto de 2022 salí al exilio a los Estados Unidos. Allá acudí por una invitación de una organización por los derechos humanos, presenté un documental que se llama Cuba Cruz, que revela cómo la falta de libertades de todo tipo afecta el vivir a plenitud la fe en la isla. Se proyectó en Lima, Perú, pero también en Washington y en Miami. Fue digamos, esta invitación una vía para poder solicitar asilo político junto a mi familia en Estados Unidos. Y allá vivimos. Pero sigo colaborando, obviamente con la prensa independiente y con medios extranjeros. Ahora escribo en inglés también para el Washington Stand sobre la situación en Cuba. Y es excelente también poder llegar a otro público que no sea el de habla hispana.
–¿Piensa volver a Cuba?
–Yo no puedo volver a Cuba. Es algo que me dijo un oficial de la policía política justamente cuando estaba saliendo. «Tú no puedes regresar a este país». Yo recuerdo que le dije que mientras haya socialismo en Cuba, no voy a regresar.
Quiero regresar a un país libre y quiero, además, participar de la reconstrucción porque va a hacer falta. Y la comunidad exiliada, la diáspora que aquí en España tiene una comunidad relativamente grande, también va a ser una pieza clave para la reconstrucción de la nación.
–Pero los grupos opositores no van a derrocar al régimen.
–Bueno, la verdad es que no sé. Mira, en Europa del Este, de todas las cosas que pasaron en Polonia, por ejemplo, la fe jugó un papel clave. Y cada vez más estamos viendo cómo las iglesias se están llenando y aquellos que solicitan los carnés para pertenecer al Partido Comunista de la Unión de Jóvenes Comunistas, son menos. Yo diría que la revolución verdadera comienza por el interior de los individuos. Y eso está pasando. Y la fe yo creo que tiene un rol clave en eso. Va a tener un rol clave en Cuba.
–En todo caso, las revueltas de 2021 fueron duramente reprimidas y hoy todos los contactos de dentro de la isla dicen que si la gente no se vuelve a revolver es por el miedo que hay.
–Sí, hubo una represión brutal. Cuba es hoy probablemente el país con mayor cantidad de presos políticos del planeta en relación con su población. Es un país relativamente pequeño también. El éxodo es una evidencia de ello, y le podemos llamar éxodo, no solo porque es un sinónimo, sino por las proporciones bíblicas que tiene.
Alrededor de un 5 % de la población ha salido de la isla hacia casi cualquier lugar, la verdad, no solo hacia Estados Unidos, sino la República Dominicana, Rusia a donde quiera. Y yo creo que esa es una expresión de la brutal represión que hubo contra los cubanos que salieron a protestar pacíficamente en la inmensa mayoría de los casos.
-Por ejemplo, aunque en menor medida que en 2021, contra los apagones de estos días.
-Ahora mismo la situación en Cuba con los apagones es terrible. Ha habido hasta tres días, más de 72 horas, personas sin energía eléctrica en la mayoría de las provincias del país.
-¿Existe alguna razón política y económica para explicar semejante desastre?
-China, aliado histórico de La Habana, le ha dado la espalda porque, sencillamente, el régimen no paga. Son cuestiones muy pragmáticas que a veces superan a la ideología. Y tristemente, muchas personas están perdiendo la poca comida que habían logrado reunir: las neveras descongeladas, las carnes podridas. Es una situación que puede desembocar, vamos a decir, en una crisis, en un aumento de la crisis humanitaria que hay en el país.
El socialismo nos había prometido ir hacia el futuro de la ciudad, a la comunidad utópica y a la sociedad utópica del comunismo. Y sin embargo, lo que ha hecho mejor es regresar. Ha instalado una monarquía absolutista, ni siquiera una parlamentaria con la sucesión de Raúl Castro.
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-¿Está diciendo que Díaz-Canel es un regente?
–Totalmente. Y en el caso de la cuestión práctica del diario vivir, hemos involucionado a épocas preindustriales.
–¿Cómo andan las cosas dentro del Partido Comunista?
–La verdad es que no sabría decir en relación con los niveles medios y altos, pero hay muchos miembros que realmente están inconformes con la realidad cubana y asumo que esas inconformidades también estarán en los estratos medios y aquellos que están encaramados en el caballo, como le decimos en Cuba, en las más altas esferas. A ellos llegará quizás un poco después, porque ya empezarán también las cuestiones prácticas como el alimento. Todos los apagones llegarán a tocarles en algún momento.
–Ya le han tocado.
-Sí. Sabemos igual que el Ejército es leal al régimen y eso es una carta que ellos tienen a su favor.