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La vicepresidenta estadounidense y candidata presidencial demócrata Kamala Harris

La vicepresidenta estadounidense y candidata presidencial demócrata Kamala HarrisAFP

Harris llama a elegir entre «la libertad para todos o el caos y la división» mientras tilda de «inestable» a Trump

Insistía en que su mandato al frente de Estados Unidos «será diferente» al de Joe Biden «porque los desafíos son distintos»

«Una persona inestable, obsesionada con la venganza, consumido por el resentimiento y que busca un poder sin control», definía la vicepresidenta de Estados Unidos y candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, a Donald Trump.

Con la Casa Blanca de fondo, Harris emitía el mitin final de su campaña, el parque de la Elipse de Washington, donde recordaba que su rival en las elecciones del 5 de noviembre «envió una turba armada al Capitolio para anular la voluntad del pueblo en una elección libre y justa».

De la misma forma, la candidata del Partido Demócrata aseguraba la dicotomía a la que se enfrentan los estadounidenses: o convertirse en un país «arraigado en la libertad para todos, o gobernado por el caos y la división». De esta forma, animaba los suyos a «tomar una decisión que impactará directamente a su vida, la vida de su familia y el futuro de este país que amamos».

Siguió cargando contra el expresidente, del que dijo que quería volver a gobernar con «una lista de enemigos», mientras que ella pretendía llegar al Despacho Oval con «una lista de cosas por hacer».

«Será diferente» a Biden

Aunque resaltaba que había sido «un honor servir como vicepresidenta de Joe Biden», insistía en la idea de que su mandato al frente de Estados Unidos «será diferente porque los desafíos son distintos». La prioridad en este momento es reducir el costo de nivel de vida «que sigue siendo demasiado alto».

El presidente fue la gran ausencia de la noche, al no presentarse al mitin, una actitud reiterada desde que en julio anunciase que no se presentaría. «Esta es su noche», se justificaba.

Harris continuaba haciendo un llamado el resto de políticos para dejar de usar la inmigración «como un problema para asustar a los votantes» y pedía que la trataban como un «desafío serio». A la vez, recalcaba que trabajaría en el Congreso «para aprobar una reforma migratoria, incluyendo un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes trabajadores».

«Estoy lista»

No hizo ninguna referencia al conflicto en Gaza por cómo podría afectar a sus aspiraciones electorales en el estado clave de Michigan, donde hay una gran población árabe, y por la posible reacción de su aliado, Israel, si ganase.

Para que su discurso calara más, se retrotrajo a su infancia como «niña del movimiento de los derechos civiles», asistiendo con sus padres a marchas con personas de «todas las razas, credos y estilos de vida» en la lucha por oportunidades.

«Estados Unidos, durante demasiado tiempo, ha estado consumida por demasiada división, pausa y desconfianza mutua», aseguraba. «Es hora de una nueva generación de liderazgo. Estoy lista», concluía la vicepresidenta estadounidense.

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