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Seguidoras de Donald Trump durante un acto de campaña del republicano en GreensboroDPA vía Europa Press

Elecciones Estados Unidos 2024  Las mujeres blancas de clase trabajadora, sobre todo en los estados bisagra, prefieren a Donald Trump

Alejandro Manso, director de Asuntos Públicos en Llorente y Cuenca (LLYC) cree que en Estados Unidos se está cumpliendo la tendencia europea en la que las mujeres ejercen un voto progresista y por eso el voto femenino se le adjudica a Kamala Harris

Ni los mítines de Donald Trump están hasta arriba de hombres blancos ni los de Kamala Harris son fiestas para las mujeres. Desde que la candidata demócrata inició la carrera presidencial en sustitución de Joe Biden parece haberse dado por sentado que el voto femenino es suyo. Es cierto que las encuestas muestran que la mujer encaja en el perfil del votante demócrata, pero no hay que olvidarse que las hay que prefieren a Trump. Porque dentro de lo que decimos como voto femenino hay mujeres jóvenes, mayores, de mediana edad, afroamericanas, blancas o hispanas.

Desde Alabama, pasando por la montaña Springer en Georgia y hasta el Monte Katahdin en Maine, se extiende la cordillera de los Apalaches; atravesando buena parte de los estados en disputa o swing states. En estos estados se encuentran mujeres como las de Kentucky, de las que habla J.D. Vance –el vicepresidente de Donald Trump–en sus memorias. Las hilbilly, la «basura blanca», las que se lo han tenido que currar y que profesan una profunda fe religiosa. Son las mujeres que prefieren a Donald Trump.

Alejandro Manso, director de Asuntos Públicos en Llorente y Cuenca (LLYC), cree que si el voto femenino se ha asociado a Harris desde el principio es porque Estados Unidos «no es ajeno» a la tendencia que se ha seguido a nivel global en los últimos procesos electorales. «Se ha repetido en elecciones europeas y es que especialmente entre los grupos de población más jóvenes, los hombres son más conservadores y las mujeres son más liberales o progresistas. Y esto es una tendencia que analizando las últimas elecciones por grupos de población se ha visto claro», explica Manso.

Los porcentajes varían. Siena para The New York Times mostraba una diferencia de 16 puntos en el voto femenino entre Harris y Trump, YouGov para la CBS otorgaba el 55 % de la intención de voto a la demócrata y, por ejemplo, la misma encuestadora pero en un estudios para The Economist daba una ventaja a Kamala Harris de siete puntos con respecto al republicano. Sin embargo, estos números no muestran la forma en la que está configurada la sociedad estadounidense.

«Las mujeres blancas son el subgrupo de población más grande entre las mujeres, creo que cuatro de cada diez votantes, y esa cifra coincide bastante con los porcentajes que publican las encuestas, pero esas seis de cada diez restantes son afroamericanas o hispanas de manera dominante, y aquí el voto sí suele ser demócrata», apunta el experto, que también hace un esbozo del perfil de mujer votante de Trump: «Mujeres blancas, trabajadoras, y, yendo a subgrupos ideológicos, sobre todo mujeres religiosas, ya sean evangélicas, católicas, etc. En un grupo donde la fidelidad de voto es muy muy alta».

Alejandro Manso hace referencia precisamente al libro de J.D. Vance porque considera que «explica muy bien» la simpatía que sienten las mujeres blancas hacia Donald Trump. «Explica cómo el horizonte de progreso, el sueño americano, sobre el que se basa la sociedad, se ha visto especialmente en estas clases trabajadoras blancas ubicadas en esa zona de los Apalaches que coincide con cinco de los siete swing states», en definitiva, «la ruptura de ese sueño americano del progreso por el abandono que sienten de las instituciones y que explica que haya un voto más proteccionista y de defensa del Make America Great Again».

¿Será decisivo el voto femenino?

Tiene lógica pensar que Kamala Harris tendrá el apoyo de las mujeres por varios motivos. El primero, ya comentado, las encuestas. Pero, también porque es mujer y una de sus bazas de campaña ha sido hacer del derecho al aborto su bandera. Por eso, ha puesto énfasis en tratar incluso de captar la atención de las potenciales votantes republicanas con la ayuda de Liz Cheney, miembro del Partido Republicano e hija del expresidente Dick Cheney y opositora declarada de Donald Trump.

Sin embargo, ¿es decisivo el voto de las mujeres? A simple vista podría parecer que sí, porque representan al 53 % del electorado, pero Manso no está completamente seguro de que vaya a ser así. «Puede ser determinante con los resultados que hay ahora en las encuestas y haces el análisis, pero desde el punto de vista cuantitativo o estadístico», comenta. «Pueden hacer un voto de castigo al Partido Republicano, pero esto como mucho se daría en mujeres de ciudad del partido, que puedan en un momento dado penalizar a Trump por el hecho de ser él».

Por otro lado, aunque para Manso parece «estar fuera de toda estrategia», Melania Trump publicaba sus memorias a comienzos de octubre y The Guardian desvelaba buena parte del contenido del texto. En él, la mujer del expresidente se postula como defensora de los derechos de la mujer y reconoce estar en desacuerdo con su marido en cuestiones de calado como, precisamente, el aborto o políticas de inmigración; quizá los puntos más polémicos del programa de Trump.

«Yo creo que está fuera de cualquier estrategia, otra cosa es que pueda beneficiarse. A lo mejor este mensaje de Melania ayuda a reforzar el perfil propio que tiene Donald Trump como persona y candidato», comenta el experto. Podría ser que si los votantes descubren que Donald Trump comparte vida con una persona de ideas diferentes destierren de su mente la idea de que el republicano es un peligro para las mujeres.