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El expresidente estadounidense Donald Trump, en el Centro de Convenciones de West Palm Beach en West Palm Beach, FloridaAFP

Elecciones en Estados Unidos 2024

Trump vuelve a la Casa Blanca; Kamala Harris enmudece

Los republicanos toman el control del Senado y podrían conseguir también el de la Cámara de Representantes

Todos los ojos estaban puestos en siete estados. Nevada, Arizona, Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania, Wisconsin y Georgia. Esos era los battleground states, los estados en disputa. Donald Trump se ha impuesto en todos ellos y ha sido capaz de recuperar estados que en 2020 regalaron su voto a Joe Biden para evitar la reelección del republicano. En esta ocasión el voto de castigo ha sido para la Administración Biden de la que Kamala Harris formaba parte.

Los sondeos electorales anunciaban un resultado ajustadísimo, pero eso no ha sido lo que ha ocurrido. Trump se ha impuesto por cuatro puntos porcentuales 51,1 por ciento frente a 47,4 por ciento de los votos que a falta de recontar estados importantes en número de población, como California, otorgaban a Trump 70,15 millones de votos frente a los 65,02 millones de Kamala Harris. No es probable que las cifras cambien mucho porque con las peculiaridades del sistema electoral norteamericano, cuando las televisiones ya habían anunciado la victoria de Trump había doce estados en los que todavía estaban abiertos los colegios electorales. Y eso no anima a ir a votar.

No es un buen día para los demócratas. Pierden la Presidencia, la mayoría en el Senado y, la Cámara de Representantes pueden acabar perdiéndola también. En la Cámara Alta los republicanos ganaron a los demócratas los senadores de Virginia Occidental y Ohio y lograron impedir los retos relevantes que habían presentado los demócratas en Texas y Florida. En la Cámara de Representantes los republicanos ganaron cuatro miembros. Esto da a Trump un poder como el que no tuvo en su primera Administración. Quienes han estado todos estos años haciendo una descalificación radical de sus políticas tienen mucho sobre lo que pensar ahora.

Lo que se les presentaba como una noche electoral larga y de celebración ha terminado en Washington D.C. como un funeral, con el codirector de la campaña demócrata despidiendo a los seguidores con un discurso de un minuto y con Kamala Harris saliendo de la Universidad de Howard por la puerta de atrás. Un auténtico «Novia a la fuga».

En cambio, en Florida, Trump salió al estrado a las 2 de la madrugada con toda su familia rodeándole además del vicepresidente electo J.D. Vance y se dirigió a las masas exultantes que coreaban «USA! USA!». «Ésta es una victoria magnífica para el pueblo americano» afirmó el presidente electo.

Trump agradeció a los votantes por devolverle a la Casa Blanca y dijo que lucharía por «todos los ciudadanos» y repitió su promesa electoral de reforzar la economía y afrontar otros retos. Con más fuerza que nunca dijo que «Esto de verdad va a ser la era dorada de América».

Trump hizo una referencia a cómo casi había sido asesinado en el mes de julio y relató que la gente le había dicho que Dios le había salvado por una razón «y esa razón era para salvar a nuestro país y restablecer la grandeza de América».

Trump describió la coalición que ha construido como «un realineamiento histórico» y de nuevo insistió en la necesidad de la unidad. «El éxito nos unirá», dijo.

Cuanto más inesperada sea la victoria, más anima a la celebración. Aunque Trump nunca pareció dudar de su victoria. Pero quizá no consiguió inculcar su seguridad a sus votantes y seguidores. Trump se proclamó ganador tan pronto como se confirmó que había conquistado los battlground states de Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia y después de confirmar que aventajaba a Kamala Harris en estados tradicionalmente demócratas como Wisconsin y Michigan. Así las cosas, Harris se esfumó.