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Kamala Harris, en Atlanta, GeorgiaAFP

Estados Unidos

Los 10 errores de Kamala Harris

Con gran contrariedad para el Gobierno español (que con el Instituto Elcano, Cuca Gamarra y Ana de Palacio habían apostado por la candidata demócrata), el resultado de las elecciones del 5 de noviembre ha sido abrumador a favor de Trump. El expresidente ha ganado no sólo con un ventaja de cinco millones de votos, sino con amplia ventaja en los compromisarios estatales, y ha conseguido mayoría (nunca vista) tanto en la Cámara como en el Senado.

Pero las encuestas anunciaban un empate, en una elección que se anticipaba como muy ajustada. Kamala había ganado el único debate televisivo con Trump, que por otra parte, tenía que lidiar, además, con el peso de varias condenas penales, y otros juicios pendientes. En vez de analizar lo que hará o dejará de hacer Trump, me concentraré en los errores o debilidades de Harris.

1. Falta de solidez personal. Su paso por la vicepresidencia ha pasado sin pena ni gloria. Biden quiso volverse a presentar y sólo se apartó de la carrera cuando tras el debate de julio quedó en evidencia que sus facultades mentales estaban mermadas. Pero tardó una semana en pronunciarse a favor de Harris, porque en el fondo no creía en ella.

Harris había sido una acreditada fiscal en California (cargo que en EE.UU. no es de carrera), pero le ha faltado seguridad en sí misma, y con timidez ante la prensa, no comunicaba autoridad ni infundía respeto. Está casada, sin hijos, con un divorciado de origen judío, y es hija de un profesor jamaicano de economía, con el que no se habla. Su lenguaje gestual y la forma cómo mueve las manos no transmiten confianza.

2. Retraso en su designación. La elección de Harris se produjo en agosto, en la convención demócrata que teóricamente fue un gran éxito, pero no pudo disimular que se trataba de una candidata de recambio. Se descartaron otras opciones como la de la señora Obama.

A todos los efectos, con los enormes gastos de una elección presidencial y su complicada articulación logística, el haber hecho las cosas deprisa y corriendo ha tenido su coste. Esta precipitación ha tenido su impacto con la pérdida de todos los swing states.

3. Incapacidad de comprender la economía. Teóricamente los resultados económicos de los 4 años de la Administración Biden eran buenos (potenciados por un gasto público generoso y descontrolado), pero el americano medio tiene la impresión de que el coste de vida ha crecido desproporcionadamente. Ante la falta de competencia económica de Harris, el votante ha pensado que ella no estaba en condiciones de contener la inflación, sólo de continuar con los programas de ayudas públicas a los colectivos considerados maltratados. Y el empresario de más éxito del momento, Elon Musk, se puso del lado de Trump.

La candidata presidencial demócrata y vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala HarrisAFP

4. Escasa proyección exterior. Es habitual que los vicepresidentes desempeñen un papel significativo en conflictos, reuniones de alto nivel, tomas de posesión, funerales de estado, y en general dando la cara cuando el presidente no puede asistir. A Kamala Harris durante los años del Gobierno Biden, no se le ha visto en el exterior, ni ha formulado propuestas en el ámbito de la geopolítica, el comercio internacional o las relaciones Norte-Sur.

5. Declarada fe abortista y el voto femenino. El tema del aborto ha sido una bandera de los demócratas, con Trump en contra de una absoluta despenalización (sólo considerando legales los abortos en casos definidos). Kamala quería así llevarse el voto femenino («la mujer como dueña de su propio cuerpo») pero no parece que al final el posicionamiento conservador de Trump haya empujado a muchas mujeres hacia la candidata afroasiática.

6. No contención de la inmigración ilegal masiva. Biden le atribuyó la competencia sobre la llegada masiva de inmigrantes, pero no supo qué hacer, salvo distribuirlos en los estados del Norte. La cifra de inmigrantes ilegales recibidos en los últimos 4 años parece ser que supera los 5 millones, en su mayoría procedentes de América Central o Venezuela. El votante tiene la sensación de que Kamala no ha sido capaz de canalizar este proceso.

7. Ideología woke. Muchas gentes parecen no estar de acuerdo con la filosofía trans, la sexualidad líquida, el apoyo al movimiento LGTBI o el impulso al black lives matter. La ideología woke tiene el inconveniente de que apunta a grupos minoritarios de la sociedad. Polariza al mismo tiempo que ataca el principio de comunidad, de unidad de la nación. El proyecto nacional es sustituido por proyectos sectoriales y por grupos de entidad.

8. Fracaso en conseguir el voto negro e hispano de forma abrumadora. Kamala y los demócratas partían del principio de que estas dos minorías son terreno abonado para su partido. Se ha presentado como de raza negra, matizada por su origen indio en un modelo de político muy alejado del tradicional Wasp (White American-Saxon Protestant). Al final, Kamala no llegó a identificarse con el elector negro o latino como sí consiguió Barak Obama.

Kamala HarrisBrendan Smialowski / AFP

9. Apoyo del establishment. Le apoyaban el Star System (Taylor Swift, y los actores en general), los grandes sindicatos, y los grandes medios de comunicación (aunque el Washington Post se bajó del carro a última hora). El electorado parece haber rechazado las indicaciones de Hollywood o de unos sindicatos desprestigiados. Presumiblemente le apoyaba también el Deep State, es decir, el complejo militar-industrial del que hablara ya Eisenhower.

10. Ausencia de liderazgo. Kamala llegó a ser candidata demócrata por las circunstancias. De la misma forma que fue incluida en el ticket de Biden en 2020 porque había que atraer el voto femenino y de color. Y en 2024 con el agravante de la improvisación. Le han faltado liderazgo y certidumbres. No tardará en caer en el olvido político sin que nadie recuerde de ella ninguna idea original.

  • Gonzalo Ortiz es embajador de España