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La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía dejó resultados inesperados que reconfiguran el panorama político del paísAFP

El candidato prorruso Georgescu da la sorpresa y se disputará la presidencia de Rumanía con Ciolacu en la segunda vuelta

El candidato prorruso Calin Georgescu y el socialdemócrata Marcel Ciolacu disputarán la presidencia en una segunda vuelta tras una jornada electoral que desbordó expectativas y generó polémicas

La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía dejó resultados inesperados que reconfiguran el panorama político del país. Calin Georgescu, un candidato independiente con ideas prorrusas, logró la mayoría de los votos con un 21,99 %, según el recuento parcial del 88 % de las urnas, superando por un margen ínfimo al actual primer ministro y líder socialdemócrata, Marcel Ciolacu, quien obtuvo un 21,53 %.

La segunda vuelta del 8 de diciembre no será el único evento político importante en el calendario rumano. En medio de la contienda presidencial, los ciudadanos también acudirán a las urnas para las elecciones legislativas, programadas para la próxima semana. Este contexto podría influir significativamente en las estrategias de campaña de ambos candidatos, especialmente en un momento en que el país enfrenta desafíos internos y externos.

Mientras tanto, tanto Ciolacu como Georgescu intensificarán sus esfuerzos para captar a los votantes indecisos y a quienes apoyaron a los otros candidatos en la primera vuelta. En juego no solo está la presidencia, sino también el futuro de Rumanía como una democracia consolidada y su papel en el escenario internacional.

La próxima etapa promete ser decisiva para el rumbo político del país, con dos visiones diametralmente opuestas enfrentándose en un momento crucial para la historia reciente de Rumanía.

Un giro inesperado

El ascenso de Georgescu, calificado como «la sorpresa de la jornada» por los medios rumanos, desafió todas las encuestas previas, que apenas le otorgaban un 5 % de intención de voto. Su inesperada popularidad se atribuye a una campaña centrada en redes sociales como TikTok y al apoyo previo del partido de derecha Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR). En contraste, candidatos que figuraban como favoritos, como George Simion y Elena Lasconi, quedaron relegados con un 15 % de los votos cada uno.

George Simion, líder del partido nacionalista Alianza por la Unión de los Rumanos (AUR) se quedó con 15 % de los votosAFP

Georgescu calificó los resultados como «un asombroso despertar de la conciencia», mientras que Ciolacu, en un mensaje publicado en Facebook, destacó la solidez democrática del país y agradeció la alta participación, que superó el 52 %, ligeramente superior a las elecciones de 2019.

El próximo presidente sustituirá a Klaus Iohannis, quien deja la presidencia tras dos mandatos consecutivos. La figura de Georgescu, con sus posturas prorrusas y su discurso crítico hacia Occidente, plantea interrogantes sobre el futuro rumbo de la política exterior de Rumanía, un país clave en la región dada su pertenencia a la Unión Europea y la OTAN.

Controversias y participación

La jornada electoral no estuvo exenta de irregularidades. El Ministerio del Interior reportó más de 300 denuncias, que prometió investigar en los próximos días. Aun así, casi 9,5 millones de rumanos acudieron a las urnas, reafirmando el compromiso ciudadano en las novenas elecciones presidenciales desde la Revolución de diciembre de 1989.

Elena Lasconi, Candidata por la liberal conservadora Unión Salvar Rumanía (USR) quedó en tercera posición con el 15 % de los votos.AFP

Mientras el país se dirige a una nueva ronda electoral, también enfrentará elecciones legislativas la próxima semana, un factor que podría influir en la decisión final del electorado. Esta segunda vuelta no solo definirá al próximo presidente, sino que también será una prueba crucial para la democracia rumana en un contexto de tensiones internas y externas.

En este escenario, tanto Ciolacu como Georgescu se preparan para intensificar sus campañas en busca de un apoyo decisivo que les permita consolidar su liderazgo en una Rumanía políticamente dividida.