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La gente recoge metal y municiones sin explotar tras un ataque aéreo israelí en Qamishli, noreste de SiriaAFP

Los desafíos que entraña la transición en Siria: del vacío de poder al resurgimiento del Estado Islámico

Los diferentes grupos rebeldes, que consiguieron poner fin al régimen de Bashar al-Asad con una ofensiva relámpago, se enfrentan ahora a la titánica tarea de aunar sus más que dispares agendas políticas

Mientras que las armas callan en Siria, el país árabe enfrenta otra lucha, el complejo y arriesgado reparto de poderes. Una vez que los grupos rebeldes, representados principalmente por el grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y el Ejército Nacional Sirio (ENS), han conseguido su objetivo común, derrocar al sanguinario régimen de Bashar al-Asad, afrontan la titánica tarea de llevar a cabo una transición política pacífica y formar un Gobierno interino, aunando agendas completamente dispares. Por ahora, los primeros pasos indican que los islamistas de HTS, con su líder Abu Mohammed al-Golani —heredero de Al Qaeda— llevan la batuta. Este lunes, los rebeldes encargaron a Mohamed al Bashir, administrador de la provincia septentrional siria de Idlib controlada por el HTS, la formación del Gobierno de transición de Siria y, por ende, ha sido nombrado primer ministro interino hasta, por lo menos, marzo de 2025.

El nombramiento de Bashir supone, para Beatriz Gutiérrez, profesora de la Universidad Europea y experta en Relaciones Internacionales, una clara señal de que los islamistas quieren evitar dar una «continuación al régimen» y buscan imponer sus «propias normas» durante la transición. Desde el exilio en Qatar, Hadi al Bahra, presidente de la Coalición Nacional Siria (CNS) —principal alianza política de la oposición—, aseguró este domingo, en una entrevista con la agencia Efe, que las principales fuerzas rebeldes habían acordado la creación de un Ejecutivo «civil» de transición, es decir que ni HTS ni su Gobierno de Salvación Nacional formarían parte del nuevo Gabinete sirio.

Un requisito que, por ahora, no parece que se esté cumpliendo. Asimismo, Bahra marcó dos objetivos para el futuro de la nación árabe: un periodo de transición de 18 meses y una nueva Constitución redactada en medio año. En este caso, el tiempo dirá si los líderes rebeldes son capaces de dejar a un lado sus diferencias para seguir la hoja de ruta esbozada por ellos mismos. La transición en Siria entraña diversos desafíos, quizás el más preocupante tanto para la región como para Occidente es el resurgimiento del autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), que ya en los peores años de la guerra civil siria aprovechó el caos para imponer un califato islámico, con capital en la ciudad siria de Raqqa, desde donde expandió el horror también a Europa.

«El ISIS no ha desaparecido», recuerda en conversación con El Debate la experta en Relaciones Internacionales. Gutiérrez explica que los terroristas se han seguido «entrenando y rearmando» en zonas donde no hay autoridad como en la ciudad siria de Dier ez-Zor, donde el grupo yihadista sigue teniendo una importante presencia. «Si se produce un descontento en el sector islamista, ese sentimiento nutrirá al Estado Islámico», apunta. Asimismo, insiste en que, si se produce un vacío de poder, «hay muchísimas probabilidades» de que el grupo terrorista aproveche la coyuntura para hacerse fuerte. Otra gran bomba de relojería que esconde la nación árabe, y de la que apenas se ha hablado, es qué pasara con los campos donde residen miles de familiares y simpatizantes del ISIS, como el de Al Hol, en la frontera con Irak.

Si se produce un descontento en el sector islamista, ese sentimiento nutrirá al Estado IslámicoBeatriz GutiérrezProfesora de la Universidad Europea y experta en Relaciones Internacionales

Hasta ahora, estas cárceles al aire libre han sido administradas por las milicias kurdas, pero la victoria de los rebeldes y el derrocamiento de Al Asad amenazan su capacidad de operación en Siria. De hecho, este domingo, y tras llegar a Damasco, en una ofensiva relámpago de apenas once días, el primer ministro del Gobierno Interino Sirio, formado por el grupo opositor paraguas de la CNS y apoyado por Turquía, Abdurrahman Mustafa, anunció a través de su cuenta de X, antes Twitter, la toma de Manbij, un enclave estratégico en el norte del país hasta entonces en manos kurdas. Otro posible escenario que se plantea en Siria es que, una vez conseguido el objetivo común de derrocar al régimen de Al Asad, las diferentes facciones rebeldes que lideraron la ofensiva se sumen en una lucha de poderes.

A corto plazo, señala Gutiérrez, los rebeldes «están buscando la estabilidad». Por el momento, asegura la experta en Relaciones Internacionales, «todas las partes están interesadas en mantener la situación bajo control». Sin embargo, lo que determinará realmente el futuro de Siria serán las próximas semanas o incluso meses. «Hayat Tahrir al Sham (HTS), por definición, no es secular, es islamista», por lo que, si este grupo, considerado terrorista por Estados Unidos y Naciones Unidas, se impone, la nación árabe estará regida por un «Gobierno islamista moderado», considera Gutiérrez. También será vital el papel que desempeñe Turquía, principal apoyo del Ejército Nacional Sirio, durante este complejo período de transición. Por ahora, HTS parece tener la sartén por el mango, Al-Golani ha tratado de mostrar una cara más moderada y durante su discurso, tras la toma de la capital siria este domingo, desde la histórica Mezquita de los Omeyas, prometió proteger a todas las minorías, religiones y los derechos de las mujeres.

Sin embargo, el pasado mes de abril, la cadena qatarí Al Jazeera ya denunció torturas, represión y detenciones arbitrarias por parte del Gobierno de HTS contra manifestantes en Idlib. Para alejarse de su pasado como militante de Al Qaeda, Al-Golani ha anunciado, entre sus primeras medidas para la Siria postAsad, una amnistía para los soldados de rango medio del Ejército sirio, prisión para todo aquel que acose a las mujeres por su vestimenta, así como a los periodistas y la protección de las principales instituciones públicas del país, incluido el Banco Central. Desde este momento, y con el dictador sirio asilado en Rusia por «razones humanitarias», la clave del futuro de la nación árabe, ahogada en una guerra civil durante 13 largos años, está en si la rama dura y más fundamentalista de HTS, que se rige por la sharía –ley islámica–, consigue imponerse al resto de facciones rebeldes, lo que supondría un nuevo golpe para las aspiraciones democráticas de los sirios.