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Trudeau comunicando su decisión de dimitirAFP

Quién puede suceder a Justin Trudeau en Canadá y qué opciones tiene ante las inminentes elecciones

Quien sea que suceda a Trudeau al mando del Partido Liberal se enfrenta a una carrera a contrarreloj para volver a convencer al electorado antes de las elecciones

La decisión de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, de anunciar su dimisión y alejarse del poder tras casi una década al mando deja al país norteamericano en un peligroso limbo político en el peor momento posible. Con Donald Trump a las puertas de su regreso a la presidencia en Estados Unidos, y sus amenazas con respecto a Canadá, ellos saben que no hay tiempo que perder para recuperar poder en el tablero internacional. A pesar de que están programadas elecciones para el próximo mes de octubre, un adelanto es una hipótesis nada descartable.

Trudeau confirmó el pasado 6 de enero su decisión de dimitir en el cargo, una estrategia que le sirve a su partido para ganar tiempo. El primer ministro tenía los días contados tras la pérdida de apoyos políticos, por lo que dimitiendo evita una moción de censura. Además, ha prorrogado el Parlamento hasta el 24 de marzo, por lo que el Partido Liberal tendrá tiempo de nombrar a un nuevo líder antes de eso —han confirmado que el anuncio se dará el 9 de marzo—.

Tras ocho años al frente del gobierno y 12 como líder del Partido Liberal, el desgaste al que ha sometido Trudeau no solo a la población canadiense, sino también a su propio partido, es evidente. La crisis de vivienda que golpea a la clase media, la inflación persistente y los escándalos éticos han dañado su imagen pública y le han hecho perder todos los apoyos políticos que le quedaban. Sin opción de aguantar en el poder hasta las elecciones de octubre e intentar una recuperación de prestigio en la campaña electoral, su dimisión representa un salvoconducto para que otra persona asuma la responsabilidad de intentar salvar a un partido político herido de muerte.

¿Quién será el próximo primer ministro?

Resulta curioso que, si la caída de Chrystia Freeland, viceprimera ministra y ministra de Finanzas, fuese uno de los últimos clavos en el ataúd de Trudeau, ahora sea ella misma quien puede sucederle al mando del Partido Liberal y por tanto del gobierno canadiense. Su renuncia y sus críticas a Trudeau le complican el camino, pero su experiencia y su credibilidad internacional son activos importantes que hacen verla como la mejor opción para tomar las riendas de esta complicada situación.

Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, también ha surgido como un contendiente serio. Carney representa un enfoque tecnocrático y crítico, aunque carece de la experiencia política directa que necesitara alguien en una situación tan emponzonada.

La exviceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia FreelandEFE

Otros posibles nombres son Christy Clark, exprimera ministra de Columbia Británica, o Mélanie Joly, actual ministra de Asuntos Exteriores, aunque parecen partir de inicio con menos opciones que Freeland y Carney. La primera tiene a su favor su experiencia como negociadora del TCLAN, y sería clave en un momento donde las relaciones con Estados Unidos se han tensado. Carney, por su parte, cuenta con su experiencia dirigiendo el Banco durante la crisis de 2008.

Los conservadores esperan atentos

Mientras los liberales buscan reorganizarse y recuperar el mando político, el Partido Conservador avanza con fuerza. Su líder, Pierre Poilievre, ha construido una base sólida aprovechando el descontento con Trudeau y la percepción de que dirigía un gobierno alejado de las necesidades cotidianas. Ahora mismo, Poilievre goza de una ventaja de 24 puntos en las encuestas y es el gran favorito para vencer las próximas elecciones y arrebatarle el poder a los liberales.

Por su parte, el Nuevo Partido Democrático, la última fuerza político que le retiró su confianza a Trudeau y que provocó la seguridad de que caería vía moción de censura, también podría desempeñar un papel clave. Aunque sus cifras en las encuestas son más modestas, Jagmeet Singh, líder del partido, podría ser decisivo en caso de un parlamento dividido y existe la hipótesis de que devuelva el apoyo a los liberales si el nuevo líder negocia para recuperarle para la causa.

Por otra parte, es imposible mencionar el futuro político de Canadá sin mencionar el panorama internacional explosivo que se cierne sobre ellos. Con las amenazas de Trump de imponer aranceles a las exportaciones canadienses e insinuar la anexión de Canadá como un estado estadounidense más, la preocupación es más que real. Si bien la querencia de Trump de incorporar a Canadá al territorio de su país parece tener poco recorrido, la economía canadiense, altamente dependiente del comercio con Estados Unidos, podría sufrir un golpe devastador si Trump cumple sus amenazas arancelarias.

Por lo tanto, el próximo líder de Canadá enfrentará dos desafíos monumentales: unir a un electorado fragmentado y lidiar con una economía en tensión y defender la soberanía del país. Trudeau ha dejado a Canadá al borde del abismo y quien le reemplace tendrá una tarea monumental entre manos.