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Aquilino Cayuela
CrónicaAquilino Cayuela
Enviado especial en Berlín

Máxima incertidumbre, la tensión asoma a las caras de los alemanes ante unas elecciones muy diferentes

El país se prepara para los comicios más polarizados de los últimos años mientras la mayoría busca un cambio sustancial en la política, algo que contribuye al auge de la AfD (Alternativa para Alemania)

El enviado espacial de El Debate a Berlín, Aquilino Cayuela

A24 horas de las elecciones Berlín parece congelado. Poca gente a primera hora, los transportes no funcionan a causa de una huelga periódica que paraliza autobuses y metro, solo el S-Bahn, el tren elevado, circula con cierta periodicidad conectando distintas parte de esta enorme ciudad. Nadie en la oficina de gobierno para periodistas extranjeros. He llegado el primero a recoger mi pase de prensa para estas intensa jornada.

Hablando ayer y hoy con conocidos y extraños encuentro cierta preocupación. De una parte, bien porque se espera que gane el Centro Cristiano Demócrata (CDU / CSU) de otra parte, es difícil que alcance lo suficiente para un gobierno estable. El CDU tendrá que pactar y me dicen: «seguro que sí con los socialdemócratas (SPD)». Sin embargo, parece que no dan los números y Friedrich Merz tendrá un problema, sus votantes aceptarían de buen grado esta coalición.

La gran coalición

En Alemania hay tradición de llegar a este acuerdo, la gran coalición con la que Merkel gobernó con estabilidad y mano de hierro durante años. De nuevo, el electorado de centro derecha asume esta opción. Pero, lo que no asumen de ningún modo es un pacto con los Verdes. Eso hundió a Merkel en su día y ahora los votantes de centro derecha no lo aceptarían. Y aquí puede estar el problema de Merz.

La política alemana, antaño estable y previsible, está en incertidumbre y hasta cierto punto polarizada.

Olaf Scholz se derrumbó con su gobierno tricolor de izquierda anticipando, por primera vez, las elecciones de la República Federal en 20 años. La gente está muy enfadada con lo que ha pasado con el gobierno tricolor progresista. De hecho, decir aquí «progresista» ya huele mal.

El otro asunto es que Friedrich Merz y su centroderecha impulsó en el Parlamento una moción de línea muy firma para endurecer las políticas de inmigración de Alemania. Algo que reclaman los ciudadanos mayoritariamente, y para ello, contó con el apoyo de la Alternativa para Alemania (AfD) rompiendo por primera vez ese «cortafuegos» impuesto por los partidos centristas y la izquierda contra la nueva derecha que representa la AfD.

Por eso a pesar de la calma aparente, del silencio, el hielo y la nieve petrificada que cubre las calles de Berlín, consecuencia de las neviscas de hace pocos días, se respira la tensión en las caras de los berlineses.

La campaña, aun contenida, es la más feroz y polarizadora de los últimos tiempos

En sus categorías son unas elecciones polémicas y la campaña, aun contenida, es la más feroz y polarizadora de los últimos tiempos, posiblemente desde los años 30. Hay mucho en juego en las elecciones, previstas para mañana 23 de febrero. Los debates sobre inmigración son para todos a quien he preguntado el primer problema, un problema intensificado y unido al malestar de una mala economía que la gente nota en sus bolsillos. Es la economía, una de las de más lento crecimiento de la Unión Europea y se enfrenta a graves amenazas por parte de China.

También es posible que Estados Unidos aplique una serie de aranceles. De hecho, Alemania está en lo más alto de la lista de objetivos económicos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, gracias a su importante superávit comercial con Estados Unidos y a su prudente gasto en defensa. Esa es otra, los alemanes de a pie son conscientes que requieren un urgente aumento de gasto en Defensa y la presión fiscal que sufren es insoportable. Su posición geográfica, su responsabilidad ante los países bálticos y una historia endiablada (la del siglo XX) hacen que los alemanes tengan muy clara su necesidad de seguridad y defensa.

Los observadores más viejos del lugar sí dan cabida a que el centroderecha pueda llegar a cooperar con la AfD

Los observadores más viejos del lugar sí dan cabida a que el centroderecha pueda llegar a cooperar con la AfD, que ocupa un creciente segundo lugar en las encuestas, pudiendo superar un 20 % de los votos.

Las grandes coaliciones de Merkel acabaron mal y siendo criticadas con razón, por su propio partido, por carecer de ambición y capacidad de reforma. Justo lo que esperan hoy los alemanes: un cambio sustancial en la política, algo que contribuye, directa o indirectamente, al auge de la AfD.

Además, hoy se habla de esto, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, a mediados de febrero, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, dejó claro que la política interna alemana también está en el punto de mira de Estados Unidos, cuando abogó implícitamente por trabajar con la AfD a la que Elon Musk denomina la «última chispa de esperanza» de Alemania.

Pero es cierto que los ciudadanos de cierta edad cuando se les pregunta prefieren una coalición entre la CDU/CSU y el SPD, si es posible, por encima de cualquier otro resultado. Podemos afirmar que sí, que la política alemana está contenidamente polarizada.