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Donald Trump presidente de EE.UU. y Vladimir Putin presidente de Rusia

Donald Trump presidente de EE.UU. y Vladimir Putin presidente de RusiaElijah Nouvelage y Alexander Nemenov / AFP)

La propuesta de siete puntos de Trump (y Putin) para acabar con la guerra en Ucrania

Estados Unidos se plantea reconocer de facto la ocupación rusa de casi toda la provincia de Lugansk y grandes partes de Donetsk, Jersón y Zaporiyia, así como la soberanía rusa sobre la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Moscú en 2014

La reunión de este miércoles en Londres para abordar un posible alto el fuego en Ucrania entre representantes de Estados Unidos, Europa, y por supuesto, Kiev ya nació muerta. En la noche del martes, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, anunció que no viajaría a la capital del Reino Unido por «problemas logísticos» sin ofrecer más detalles. «Espero poder dar seguimiento a las conversaciones en curso en Londres y reprogramar mi viaje al Reino Unido en los próximos meses», se limitó a escribir el alto diplomático estadounidense en su cuenta de X, antes Twitter.

En una conversación telefónica con su homólogo británico, David Lammy, Rubio además le informó de que tampoco estaría presente en estas conversaciones el enviado especial para los conflictos, Steve Witkoff, y que, por tanto, la delegación estadounidense estaría representada únicamente por Keith Kellogg, el enviado del presidente Donald Trump para Ucrania y Rusia. Ante el plantón del principal mediador en el conflicto, el Reino Unido se vio obligado a cancelar la reunión de ministros europeos programada en Londres.

El encuentro de este miércoles, y que se presentaba como una cita «clave» para avanzar hacia una tregua en Ucrania, quedó reducido a un encuentro de técnicos. Según explicó el Ministerio de Exteriores británico, en su defecto, se llevaron a cabo «charlas entre representantes de menor rango, cerradas a los medios de comunicación». Asimismo, el encuentro se vio salpicado por una serie de informaciones en los periódicos británicos que sacaban a la luz la última propuesta de paz de Trump, más beneficiosa para Rusia que para Ucrania, y a la que Kiev debía dar una respuesta esta semana.

El periódico The Daily Telegraph informó de que la hoja de ruta del presidente de Estados Unidos para conseguir un alto el fuego consta de siete puntos. Algunos de ellos ya se venían rumoreando desde hace semanas, como el reconocimiento de la soberanía rusa de la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Moscú en 2014, o el veto de Estados Unidos a la entrada de Ucrania a la Alianza Atlántica (OTAN). Sin embargo, existen otros aspectos como congelar la línea del frente, lo que sobre la práctica supondría que Rusia retendría el control de parte de los cuatro territorios invadidos durante el conflicto, que se han dado a conocer ahora.

Esto último se traduciría en un reconocimiento «de facto» de la ocupación rusa de casi toda la provincia de Lugansk y grandes partes de Donetsk, Jersón y Zaporiyia. Sin embargo, en otra información hecha pública por el diario Financial Times, la oferta de detener los combates y congelar así la línea del frente habría venido del propio presidente ruso, Vladimir Putin. El ruso, durante su última reunión en San Petersburgo con Witkoff, sugirió que estaría dispuesto a renunciar a algunas –que no a todas– de sus reclamaciones sobre las cuatro regiones ucranianas anexionadas en septiembre de 2022, siempre y cuando, Washington reconociera la soberanía de Moscú sobre la península del mar Negro.

Witkoff, que además tiene previsto viajar de nuevo a Rusia esta semana, trasladó esa propuesta a Trump, que incluyo posteriormente en su último plan para conseguir la paz en Ucrania y que presentó en la reunión de París del pasado 18 de abril. Un plan que choca frontalmente con la posición marcada por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, desde el inicio de la invasión y que ha insistido en que su país no reconocerá la soberanía rusa de ningún territorio ucraniano. «Ucrania no reconocerá la ocupación de Crimea. Es nuestro territorio, el territorio del pueblo de Ucrania; no hay nada que discutir aquí», advirtió este mismo martes Zelenski, durante una rueda de prensa.

Estas informaciones han sido confirmadas por el propio vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, que aseguró, desde la India, que su país ha presentado «una propuesta muy explícita» y «desde luego eso significa que ucranianos y rusos van a tener que renunciar a parte del territorio que poseen actualmente». «Este es el momento, creo, de dar, si no el paso final, uno de los pasos finales, que es en general decir que vamos a parar las matanzas, vamos a congelar las líneas territoriales en algún nivel cercano a donde están hoy», declaró Vance.

A cambio de estas cesiones territoriales, según The Telegraph, Kiev recuperaría el control de parte de la provincia de Járkov, actualmente ocupada por las tropas rusas, así como el acceso a la desembocadura del río Dniéper. La central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y actualmente en manos rusas, pasaría a estar administrada por Estados Unidos, convirtiéndose en un territorio neutral. Una idea que Trump ya comentó a Zelenski durante una llamada telefónica el pasado mes de marzo. El acuerdo, además, no se opone al despliegue de una fuerza europea en Ucrania para monitorear una futura tregua –algo que Moscú no ve con buenos ojos–, aunque Estados Unidos no se compromete en ningún momento a ofrecer garantías de seguridad al país invadido.

El punto seis del acuerdo hace referencia a la firma del acuerdo sobre minerales estratégicos entre Kiev y Washington que permitirá a las empresas estadounidenses acceder a los recursos naturales de Ucrania y que ambas partes pretenden finalizar antes del próximo 26 de abril. Por último, el siete y último apartado del acuerdo plantea el levantamiento de todas las sanciones estadounidenses sobre Rusia, así como una futura cooperación entre ambos países en materia energética. En definitiva, se trata de una hoja de ruta difícil de dirigir para Ucrania que debe renunciar a parte de su territorio, mientras que para Putin la propuesta no hace en ningún momento mención a la desmilitarización del país vecino, una de sus grandes exigencias.

Aun así, el mandatario ruso se mostró abierto, por primera vez, este lunes a retomar las conversaciones directas. Ante las preguntas de los periodistas sobre extender la tregua de 30 horas declarada con motivo de la Pascua, Putin respondió: «Hay que resolver esto. Es un tema que requiere un estudio exhaustivo, quizá incluso bilateral». Posteriormente, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, matizó las palabras del presidente y explicó que «no hay planes específicos». «Probablemente no valga la pena establecer plazos rígidos e intentar llegar a un acuerdo, un acuerdo viable, a corto plazo», advirtió Peskov, a pesar de las amenazas de Trump de que su país pasaría a «otra cosa» si no se producían avances significativos pronto.

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