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El presidente de Chile, Gabriel BoricAFP

El Debate en América

Referéndum en Chile o la hora de la verdad

El gobierno de Gabriel Boric ha iniciado una desesperada carrera por apoyar el Apruebo, radicalizando el mensaje feminista e interviniendo directamente en la población más joven

El 4 de septiembre próximo, los chilenos deberán obligatoriamente ir a las urnas, para definir si aprueban o rechazan una nueva Constitución. En efecto, el trabajo realizado durante un año por un grupo de 155 constituyentes, ha llegado a su fin.

Han quedado atrás semanas de mutuas interpelaciones en un proceso marcado por consignas indigenistas. Los perniciosos escaños reservados, permitieron que el control de la asamblea lo tomaran los «indígenas», de la mano del partido comunista.

Un 80% de los chilenos votaron originalmente por llevar adelante una nueva Constitución, no obstante, las encuestas indican que sólo la mitad de este porcentaje estaría dispuesta a votar a favor del texto recién redactado.

Los principales personeros de la izquierda moderada, han decidido sumarse a la centroderecha y a la derecha, para rechazar lo que se le llama «un mamarracho constitucional». Lo que vendrá, está por verse, pero el gobierno del joven Boric ya se abre a un plan B, el cual contemplaría nuevas fórmulas para modificar la actual Constitución.

De triunfar el Rechazo, Chile habrá perdido un año y cuantiosos recursos del Estado en un proceso fallido. No pocos temen que se repita el «estallido delictual» de octubre 2019, en el que verdaderas bestias quemaron más de 50 estaciones del metro de Santiago, decenas de iglesias y saquearon centenares de supermercados.

Inflación y devaluación

A dos meses del plebiscito de salida, Chile enfrenta una creciente inflación y una devaluación del peso chileno, a pesar de los desesperados intentos del gobierno por estabilizar la moneda con inyecciones diarias de dólares en el mercado financiero.

Al acercarse la fecha del plebiscito, el Presidente Boric deberá lidiar con el terrorismo en la Araucanía, la delincuencia y el narcotráfico en todo el territorio, la incontrolable inmigración ilegal y una economía ralentizada.

El gobierno ha iniciado una desesperada carrera por apoyar el Apruebo, radicalizando el mensaje feminista e interviniendo directamente en la población más joven, que concurrirá por primera vez a las urnas.