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Daniel Ortega. Diáz-Canel, Nicolás Maduro, López Obrador y Pedro CastilloEl Debate

El Debate en América

La importancia de llamarse España y estar en Hispanoamérica

Sería deseable que España le prestara una mayor atención a una región que habla su lengua y cuyos habitantes, mayoritariamente, la admiran

La seguidilla de conflictos vinculados a la hispanidad en América Latina, debieran hacer reaccionar más decididamente, tanto a españoles como a los descendientes de los mismos.

Las destempladas y permanentes declaraciones del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador –AMLO– , quien no pierde oportunidad para culpar a España de todos los males que le aquejan a su pueblo, justificarían acciones concretas.

Simultáneamente, su permanente crítica a los Estados Unidos, y a su modelo económico, olvida las razones por las cuales el sueño de millones de mexicanos es cruzar la frontera y vivir más al norte.

AMLO fortalece, cada día, sus vínculos con los gobiernos dictatoriales de Cuba y Venezuela y se alegra de que la izquierda dura, tome el control en Colombia y en Chile.

AMLO, Ortega y Boric

Para no dejar cabos sueltos, envía de embajadora a Chile a Alicia Bárcena, una eterna funcionaria internacional, que dirigiera por 12 años la CEPAL, organismo de la ONU que se quedó petrificado en los 60 y cuyo aporte a la región es intrascendente.

En Chile, el recién terminado proyecto de nueva Constitución, el cual será sometido a plebiscito el 4 de septiembre próximo, propone 11 nuevas naciones, renegando el mestizaje y la unidad territorial de Chile. A la otrora «Madre Patria», no pocos la hacen responsable de los males del pueblo chileno.

Con la lengua fuera

La lengua española es sometida a toda clase de interpretaciones «inclusivas», transformando el discurso público habitual en un mamarracho lingüístico. El gobierno del joven Boric, no descansa en promover la recuperación del «mapudungun», como lengua originaria.

Bolivia, desde el gobierno de Evo Morales y desde antes también, transformó al país en plurinacional. En paralelo, China no descansa en afianzar lazos con diversos países de la región, asegurándose abastecimiento de materias primas y tomando peligrosas posiciones estratégicas en tierra y también en el mar, en donde poderosas flotas pesqueras se abastecen sin descanso.

Sería deseable, que España le prestara una mayor atención a una región que habla su lengua y cuyos habitantes, mayoritariamente, admiran a España.

Sería consecuente que España y su gobierno, buscaran consensos con aquellos que no reniegan de la historia común y aprovechara la total indolencia de los Estados Unidos con Hispanoamérica, para tomar una posición más decidida para defender y potenciar esa historia común.

La impresentable defensa de Venezuela y su dictadura, liderada por el expresidente Zapatero, resultó difícil de entender.

Quienes hemos tenido la suerte de visitar y recorrer tantas veces España, visualizamos inmensas oportunidades de mayor intercambio, mayor colaboración y un mayor interés de España para potenciar su legado histórico y cultural en Hispanoamérica.

El reforzamiento de entidades culturales, que mantienen vivas las tradiciones españolas en cada país, se presentan como un gran puente de colaboración. Mayor intercambio educacional y deportivo en ambas direcciones, es otro camino de gran rentabilidad.

Es indudable la dependencia de España de sus socios europeos, pero eso no constituye obstáculo para reposicionarse como socio principal de las naciones de habla hispana.

Perú y Argentina

Perú y Argentina, al igual que Chile, enfrentan días difíciles y lo que haga o diga España en estos países, no es intrascendente. El progresismo desenfrenado y la ideología inconducente, se perciben en retirada en España y esperamos que eso suceda pronto en nuestros países.

  • Andrés Montero es columnista, autor y empresario chileno