El Debate en América
Boric, la Araucanía y «El buen Vivir»
Pasaron nueve meses para que el presidente Gabriel Boric, rodeado de medidas extraordinarias de seguridad, viajara a la Araucanía.
El traslado desde Santiago de 100 policías y escoltas especiales e inicialmente dormir en un cuartel militar, etc, revelan que la retórica acerca de que en la Araucanía había solo un «problema social» resultó vacía. Más aún, reconocer la existencia de «actos de carácter terrorista», era algo impensado algunos meses atrás, habida cuenta de que en un mensaje de twitter en el 2016 afirmaba: «Hoy estuvimos en el territorio liberado de Temucuicui con el lonko Víctor Queipul dialogando con su comunidad». Liberación que implicaba la inexistencia del Estado de derecho en dicha zona del país.
Ahora, siendo el representante principal del Estado, la realidad se impone y resultaría delirante hacer caso omiso del conflicto. Según los datos de la Multigremial de la Araucanía, desde que Gabriel Boric asumió el gobierno, se han producido 393 hechos de violencia: 5 asesinatos y 55 ataques armados. Además 470 bienes han sido destruidos: 229 vehículos; 130 maquinarias y equipos; 77 inmuebles, dentro de los cuáles hay 4 iglesias y una escuela; y 34 bienes vinculados a infraestructura. Las 32 comunas de la región han sido afectadas por algún hecho de violencia.
La agenda del presidente, era acotada y concreta; había sido anunciada en mayo pasado por la ministro del Interior del momento y con apoyo de la ONU para su implementación. Se trata del programa llamado: Plan Buen vivir, para avanzar en una agenda de reconocimiento y diálogo con los pueblos originarios.
Dicho plan contempla dos grandes ejes. El primero, reconocimiento de Pueblos Originarios que se especifica en la restitución de tierras y la creación del Ministerio de Asuntos Indígenas. El segundo, parlamentos territoriales y agenda por el buen vivir que consiste en la realización de asambleas territoriales con el objetivo de generar acuerdos para responder a las demandas territoriales, políticas y del buen vivir. Además, realizar una inversión pública de varios miles de millones de pesos, en caminos, agua potable rural, mejoras en el sistema de salud, etc.
Ha pasado inadvertido a la prensa que dicho plan se encuadra en una conceptualización política y económica más amplia: el buen vivir. Tal concepto no es algo nuevo en el ideario político del presidente.
En el manifiesto programático de Boric para las elecciones primarias de la izquierda con la finalidad elegir al candidato a presidente, se puede leer: «Hemos agrupado las distintas propuestas en tres grandes ejes programáticos que consideramos necesarios para un buen vivir.» Por su parte, el programa de gobierno lleva como sello característico, luego de «un proceso histórico de construcción programática participativa», «ofrece a Chile un Plan de Gobierno transformador para un buen vivir».
Así, pues, el concepto de buen vivir está en el núcleo de las aspiraciones del actual gobierno, las cuales, sin embargo, no son exclusivas del presidente de Chile. Las constituciones de Bolivia y Ecuador, incluyen el buen vivir en algunos de los artículos de dichos textos.
También lo hacia la fallida Constitución chilena rechazada por el 62 % de los votantes y de la que fue acérrimo defensor y promotor el presidente Boric. En el artículo 8 de dicho texto, se podía leer: «Las personas y los pueblos son interdependientes con la naturaleza y forman con ella un conjunto inseparable. El Estado reconoce y promueve el buen vivir como una relación de equilibrio armónico entre las personas, la naturaleza y la organización de la sociedad».
El buen vivir, admite diversas interpretaciones. Hay quienes lo sitúan en la llamada «corriente indigenista» caracterizada por la importancia dada a la autodeterminación de los llamados pueblos originarios. Otros consideran que se inscribe en la «corriente post-estructuralista», representada por algunos intelectuales progresistas de América y Europa cercanos al ambientalismo y otros movimientos sociales.
Los hay también que la inscriben en la «corriente socialista». De todos modos, es posible distinguir cuatro elementos básicos en el discurso del Buen Vivir, según Vanshult: La idea de armonía con la naturaleza; la reivindicación de principios y valores de los pueblos marginados/subordinados; el Estado garante de la satisfacción de las necesidades básicas, alimentación, salud, educación, vivienda; y, por último la democracia.
Proyecto descolonizador y alternativo
Desde una perspectiva política, el fallecido sacerdote Francois Houtart, cultor de la Teología de la Liberación, admirador del sandinismo y del zapatismo, sintetiza el aporte de diversos autores la cuestión del buen vivir.
Así, puede ser visto como una perspectiva utópico emancipadora de tipo socialista y de todos modos es un proyecto descolonizador y alternativo de una nueva sociedad y de un nuevo desarrollo. Lo cierto, afirma Houtart, tiene una afinidad con el «Manifiesto Ecosocialista» y no tendría que ser ajeno al Socialismo del Siglo XXI. Boaventura de Souza Santos, consultor de la convención constitucional de Chile, afirma la necesidad de un cambio civilizatorio y habla del «Socialismo del Buen Vivir».
Con todo, el planteamiento de Gabriel Boric en su manifiesto programático sintetiza las diferentes corrientes y sentidos del llamado Buen Vivir: «Los pueblos Originarios han sufrido desde el inicio de la república el carácter colonizador del Estado chileno. Desde 1990, la democracia no ha replanteado la relación con estos pueblos, sino que ha negado su estatus de naciones y sus derechos colectivos. Es momento de comenzar a construir una democracia plurinacional y una convivencia común, basada en la libre determinación de las Naciones Originarias y la Interculturalidad. Abogar por un poder democrático- horizontal, donde la obediencia política emana de la legitimidad sustantiva, participativa e inclusiva. Queremos iniciar el tránsito desde el modelo extractivista de la naturaleza hacia una nueva convivencia que restaure sus equilibrios (la Pachamama o Mapu Ñuke), resaltar la interdependencia de las personas y la diversidad de las formas de vida (Itrofil Mogen); recomponer la cohesión social mediante los principios del buen vivir en una vida equilibrada, integral y digna en comunidad, como se comprenden desde el Sumak Kawsay, Sumak Qamaña o Küme Mongen y desde la mirada del desarrollo ecológicamente sustentable».
En síntesis el proyecto del Buen Vivir, consiste en una nueva lectura del marxismo en el que el opresor es el Capital y el oprimido la Vida. Un cierta superación de tal dialéctica consiste en dar una nueva estructura al Estado, el Estado Plurinacional y una nueva alternativa al desarrollo capitalista; el buen vivir con un protagonismo determinante del Estado y los movimientos sociales. Ya que se trata de alcanzar, tal como lo expresó Marx, en sus Manuscritos de 1844. El «Comunismo, es la verdadera solución del antagonismo entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre»; aunque como ya sabemos, habrá que transitar a la miseria y la barbarie, antes de alcanzar la Jerusalén terrestre.