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CH0. SANTIAGO (CHILE), 19/12/2022.- Fotografía cedida por la Presidencia de Chile del presidente de chileno Gabriel Boric durante una declaración hoy, en el Palacio de La Moneda en Santiago de Chile (Chile). Boric promulgó este lunes la "Ley Antonia", precepto que tipifica la inducción al suicidio femicida y el suicidio femicida, y lleva su nombre en memoria a Antonia Barra, mujer de 21 años que en 2019 se quitó la vida tres semanas después de sufrir una violación por parte de Martín Pradenas. EFE/ Presidencia de Chile / SOLO USO EDITORIAL / SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CREDITO OBLIGATORIO)

El presidente de Chile, Gabriel BoricEFE

El Debate en América

Significante y significados del acuerdo para una nueva Constitución en Chile

Es de esperar que el Acuerdo por Chile, fruto del voluntarismo político de nuestros «animales utópicos», no sea la antesala de un país imaginario que puede devenir en forma de Ogro Filantrópico

Si uno quisiera caracterizar en términos generales desde un punto de vista antropológico y filosófico político a Hispanoamérica y a Chile en particular, podríamos decir que existe una clara inclinación voluntarista, que no toma en cuenta la realidad.

«Animales utópicos» fue como nos definió un político de estos lares. La constatación del voluntarismo político expresado en una imaginación desbordante puede advertirse en el afán refundacional y de la llamada descolonización en que está empeñada la izquierda en nuestro continente. Y en Chile, añadido al empeño descolonizador, el medio para tales efectos consiste en la elaboración de una nueva Constitución (a la se quiere atribuir el remedio de todos los males).

Dicho pacto implicaba el apoyo de la Democracia Cristiana para que fuera electo por el Congreso el dictador Salvador Allende quien no había obtenido la primera mayoría –obtuvo solo el 36,2 %– en la elección presidencial. Además, imaginaban que tales garantías iban a impedir que el Gobierno Socialista del Pueblo de la Unidad Popular sobrepasara los límites de la constitución y la ley; lo que se demostró falso.

Antecedentes de un acuerdo

También fue voluntarismo político el llamado Acuerdo transversal sobre la Calidad de la Educación que se firmó en el año 2007 durante el primer gobierno socialista de Michelle Bachelet; el acuerdo no dio lo que prometía. Desafortunadamente, la calidad de la Educación después de 15 años de firmado el acuerdo, ha venido lamentablemente a peor.

Más recientemente, en el año 2018, durante el gobierno de Sebastián Piñera; demócrata cristiano de origen y devenido en representante del centro derecha, se firmó el acuerdo sobre La Paz y Desarrollo en la Araucanía. Como en los acuerdos anteriores, no se cumplió lo prometido y en el 2022, la violencia y el terrorismo, conforme a la información de la organización Multigremial de la Araucanía, siguen creciendo de manera preocupante.

El nuevo Acuerdo por Chile suscrito el 12 de diciembre recién pasado, consiste en una nueva expresión de voluntarismo político ya que sin consulta a la ciudadanía, tal como lo contemplan los artículo 5 y 7 de la Constitución vigente, inaugura una nuevo proceso para la elaboración de una Constitución.

Los 12 puntos del nuevo acuerdo

El contenido de dicho acuerdo contempla 12 puntos que han denominado bases constitucionales las que, según algunos analistas, traen al presente de manera inevitable el Pacto de las Garantías Constitucionales de la DC con la Unidad Popular de 1971. Además, contempla la una comisión experta de 24 miembros, 12 elegidos por la Cámara de diputados y otros 12 por el Senado; un Consejo Constitucional paritario (asamblea constituyente) de 50 miembros elegidos por votación popular; un Comité técnico de admisibilidad de 14 miembros, juristas de destacada trayectoria que serán elegidos por el Senado a propuesta de la Cámara de Diputados.

Respecto del Acuerdo por Chile, han surgido además tres cuestiones que vale la pena mencionar: una serie de interrogantes de carácter general; tres cuestiones respecto de algunos conceptos presentes en el texto y un asunto de índole histórico político que vale la pena tener en cuenta de cara al futuro.

Violencia, terrorismo y propiedad

La primera cuestión referida a las interrogantes que han surgido: ¿se resolverán los problemas de violencia, terrorismo, derecho de propiedad, calidad de la educación, vivienda, listas de espera en salud, inflación, desprestigio de la política, superación del quiebre entre chilenos acompañados de la celebración de los 50 años del gobierno de la Unidad Popular?

¿Y, si de los 50 convencionales, el oficialismo obtiene la mayoría relativa y ponen en jaque lo propuesto por los expertos? ¿Resulta razonable que un partido político con vocación antidemocrática, aparezca firmando un pacto de ésta naturaleza? ¿Qué puede cambiar de la actual constitución de una manera radical que amerite una nueva constitución, si las llamadas bases constitucionales, están recogidas en su totalidad en la actual constitución?

¿Cómo se seguirá gobernado en un escenario de rechazo, con una constitución que se dice ilegítima?

Más. ¿Y, qué va a pasar si se rechaza nuevamente la propuesta, se insistirá en un nuevo proceso, en circunstancias que según los firmantes del acuerdo la actual constitución sería ilegítima? ¿Se entrará en una vorágine constitucional, hasta que se apruebe una nueva constitución? ¿Cómo se seguirá gobernado en un escenario de rechazo, con una constitución que se dice ilegítima?

¿Estará dispuesta la ciudadanía el que la firma de la nueva constitución lleve el nombre de Gabriel Boric y sus ministros, sabiendo el comportamiento que ha tenido en relación, justamente, al orden institucional y el estado de derecho? ¿Qué papel ha jugado Sebastián Piñera en todo este proceso político, como líder y ex presidente de la coalición de Chile Vamos? ¿Se logrará de esta forma el viejo anhelo de Sebastián Piñera de hacer desaparecer a la derecha del escenario político?

La segunda cuestión en torno a algunos conceptos presentes en el acuerdo. Hay tres conceptos que desde una perspectiva filosófico política resultan interesantes de examinar y aclarar.

¿Qué es el pueblo?

En primer lugar, se afirma que la soberanía reside en el pueblo, ya no en la nación como lo expresa la actual Constitución. ¿Qué entenderán por pueblo las personas de la coalición de centroderecha? ¿Será el mismo pueblo de los del Frente Amplio, Partido Socialista y Comunista? Las preguntas no son irrelevantes en virtud de que dicho concepto aplicado políticamente en estos lares hispanoamericanos, es relativamente reciente, se remonta a los años 50 y no es el pueblo de la polis griega, ciertamente. El que la soberanía resida en el pueblo, está expresamente consagrado en las constituciones de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y también en el texto rechazado el 4 de septiembre pasado.

En segundo lugar, el concepto de Estado Social de Derecho. ¿Qué entenderán cada bloque de los concurrentes al acuerdo? Porque, por ejemplo, tal concepto está presente en las constituciones de Venezuela, Bolivia y Ecuador, de nuestro continente.

¿Qué se entiende por familias?

En tercer lugar, en el acuerdo se lee que: «el deber preferente de las familias de escoger la educación de sus hijos». Lo expresado en la fallida propuesta constitucional o la presente en el programa de gobierno de Gabriel Boric, otra, cuál?

Desde la perspectiva antropológica y filosófico política, los mencionados no son conceptos inocuos; más bien configuran el tipo de Sociedad, Estado y Persona (o individuo) que se tuvo en mente y desea incorporar a la inauguración de la construcción de la nueva sociedad chilena.

La tercera cuestión, no tiene que ver con el contenido del acuerdo propiamente tal, sino con un hecho, histórico político.

Por primera vez en la historia política de Chile el «centro derecha», pacta con el Partido Comunista. Tal hecho tiene una significación que habrá que ponderar con sentido histórico, dado los antecedentes del Partido Comunista Chileno que al decir de los expertos, el más estalinista de los partidos comunistas de esta zona del orbe: férreo defensor de las dictaduras de Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Conviene recordar que el actual presidente del PC, Guillermo Tellier, siendo encargado político de las actividades militares del PC, fue quien dio la orden al FMPR del fallido atentado al ex presidente Augusto Pinochet y responsable de la internación de armas del arsenal de Carrizal bajo, con el objeto de iniciar una rebelión armada.

En este contexto de violencia, no se puede dejar de mencionar el que a inicios del 2018, a las afueras del Congreso Nacional, el diputado Boric se reunió con un grupo de personas que se manifestaban a favor de Mauricio Hernández Norambuena, alias «Comandante Ramiro», condenado por ser autor material del asesinato de Jaime Guzmán.

El Partido Comunista

En dicha ocasión, el diputado Boric le señaló a estas personas que, a nombre del Movimiento Autonomista, declaraba: «El legado del Frente… es algo que tenemos que defender en la historia. Permítanme expresarle todos mis respetos a la distancia al comandante Ramiro».

Con todo, los dirigentes de los partidos de «centro derecha» así como los asesores y estrategas que estuvieron detrás de la participación de la firma del reciente acuerdo suscrito, inauguran una nueva etapa de la historia política en Chile, consistente en el pacto del «centro derecha» con el Partido Comunista que concurrió con su firma al llamado Acuerdo por Chile. ¿Qué puede significar un hecho de tal relevancia, respecto de las consecuencias del futuro orden constitucional? Está por escribirse en los anales de la historia de Chile.

Es de esperar que el Acuerdo por Chile, fruto del voluntarismo político de nuestros «animales utópicos», no sea la antesala de un país imaginario que puede devenir en forma de Ogro Filantrópico como lo expresó Octavio Paz cuando despertó a la realidad del sueño delirante de la izquierda.

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