López Obrador convierte la Alianza del Pacífico en una ruta sin destino
Le disidencia de opiniones de Chile, Colombia, México y Perú respecto a quién debe reemplazar a López Obrador en la presidencia de la Alianza ha paralizado la unión y generado incertidumbre respecto a su futuro
En un acto de extorsión, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha decidido no traspasar la presidencia –pro tempore– de la Alianza del Pacífico a la presidenta del Perú, Dina Boluarte. AMLO considera que el presidente legítimo del Perú es Pedro Castillo, hoy prisionero en su país.
Esta decisión ha paralizado la operación de la Alianza y se ha generado incertidumbre respecto del futuro del bloque. El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha sido de la idea de que la mandataria peruana asuma la presidencia, mientras Gustavo Petro, presidente de Colombia, comulga con AMLO.
Independiente de los problemas de gobernabilidad que tiene el Perú, que por lo demás son los mismos desde hace decenios, no dan motivo para que un presidente rompa las reglas acordadas respecto de la manera de interactuar entre los miembros de un bloque comercial. Llama la atención la falta de consistencia de AMLO, toda vez que él ha estrechado vínculos con Cuba y Venezuela, dictaduras que ya han cumplido 64 y 24 años respectivamente.
AMLO se reúne habitualmente con el sucesor de los Castro y apoya en las instancias internacionales al dictador Nicolás Maduro. La Alianza del Pacífico fue fundada en 2011 por 4 países y, hasta la fecha tiene 4 países asociados y 40 observadores.
En el momento de su nacimiento, los países fundadores eran gobernados por presidentes que tenían visiones comunes respecto a la forma en que se debía gobernar y también acerca de un modelo de desarrollo económico abierto y competitivo.
Actualmente, gobierna Colombia un ex guerrillero, Chile un jóven de izquierda dura en evolución y Perú, una presidenta que no fue elegida por votación popular. En el caso de México, AMLO goza aún de bastante popularidad, aunque es impredecible su futuro político, en un país en que el crimen y el narcotráfico cogobiernan la nación.
Tras los hechos de violencia acaecidos en Chile en los últimos días, en que un nuevo policía fue asesinado, ha surgido internamente una fuerza arrolladora que exige mayor control del orden público.
Boric pretende superar su caída de popularidad, intentando diferenciarse de países como Nicaragua, aunque aún prefiere no criticar a la dictadura cubana. Por su parte Gustavo Petro, tras un período inicial de alta popularidad, empieza a ver indicios de descontento popular. En el otro lado del continente, el Mercosur, bloque creado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, no despega y no se percibe que eso cambie.
En medio de estas turbulencias, se reunieron en República Dominicana –muy cerca del agonizante Haití– la mayoría de los presidentes de Iberoamérica, incluyendo representantes de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Llama la atención, que países que no respetan la democracia, que no tienen libertad de prensa y cuyas economías están en bancarrota, sean parte de un encuentro continental, como si en sus países se respetaran los derechos humanos y existiera libertad.
La Alianza del Pacífico, secuestrada por AMLO, no tiene destino, más aún con un Petro cómplice de las fechorías del mandatario mexicano. De manera simultánea, Alberto Fernández le suplica apoyo al Presidente Biden, para que el FMI trate con cariño a la Argentina, campeona mundial de incumplimiento de los compromisos, experta en renegociaciones y majadera solicitante de condonaciones.
En este escenario propicio para el populismo, se mueven los países de la región, sin que los bloques o las alianzas les den respiro a sus habitantes agobiados por más de 7 millones de venezolanos que han escapado de su país en busca de mejores condiciones de vida, afectando la vida y la convivencia de todo un continente.
- Andrés Montero es columnista, autor y empresario chileno