Fundado en 1910
Juan Carlos Aguilera

El clima político cambia en Chile

Hay un nuevo clima que se está gestando en los ciudadanos de a pie que está abriéndose paso entre tanta imprudencia y podredumbre, lo que abre una ventana a la esperanza de que Chile no se doblegará ante la ideología del mal

El clima está cambiando en Chile y no debido al próximo cambio de estación que ocurrirá en junio.

Hay un cambio en la temperatura social que se viene fraguando desde hace un par de lustros y que comienza a expresarse en diferentes manifestaciones que encierran un cierto hastío en los ciudadanos de a pie por las promesas incumplidas de los últimos cuatro gobiernos.

En Chile, ajeno a su historia, cual país bananero, los últimos dieciséis años –uno menos que el gobierno militar–, se turnaron en el sillón de O'Higgins, la marxista y atea, Michelle Bachelet y el democristiano de centro izquierda, Sebastián Piñera.

Dieciséis años para recalar en el agitado gobierno de izquierda feminista y ecologista de Gabriel Boric, quien se considera a sí mismo un continuador de la revolución de Salvador Allende.

El presidente de Chile, Gabriel BoricAFP

Al igual que aquel, desea un cambio estructural en salud, educación y pensiones. Cambio que se reduce en términos simples: estatizar todo. Como si lo estatal, confundido con lo público, fuera una espacie de talismán que todo lo resolverá.

Un camino tortuoso

Desde hace algo más de una década se vienen manifestando en la calle las demandas por una educación de calidad, mejores pensiones, mejor salud, mayor seguridad, paz en la Araucanía y, como no, una nueva constitución.

El camino ha sido tortuoso y, diversos acuerdos políticos, han prometido con algarabía y entusiasmo adolescente que tales demandas tendrían una respuesta contundente y transversal, promesas incumplidas.

El carácter adolescente que experimenta el país llegó al paroxismo de proponer refundarlo para volver a un estado imposible, utópico

El carácter adolescente que experimenta el país llegó al paroxismo de proponer refundarlo para volver a un estado imposible, utópico, a través de un proceso revolucionario denominado, descolonización.

Borrar el pasado y comenzar un nuevo tiempo, que inauguraría el poder originario, popular, constituyente, cuyo fruto sería una nueva constitución, como si el carácter mestizo, desde los orígenes, no tuviera espacio alguno en el diseño revolucionario.

Pero ahí está que, desde 1514, el matrimonio entre españoles y mujeres indígenas era válido ante la ley y los hijos legítimos.

O, el casamiento en 1572 del capitán Martín García de Loyola –sobrino nieto de San Ignacio– con Beatriz Ñusta, hija del Inca Sayri Túpac y sobrina carnal de Túpac Amaru. Casamiento que, en cierto sentido, sella el mestizaje, sin dejar de considerar que Martín García de Loyola, a poco de casarse, se traslada con su esposa a Chile, en calidad de Gobernador y Capitán General.

Sin embargo, lo sueños de la razón, fueron atemperados por los chilenos que, obligados a votar por un texto constitucional que plasmaba los sueños aquellos, expresaron en un contundente e inesperado 62 % el rechazo al experimento social de la nueva constitución, que pretendía, a través de una revolución en las urnas, situar al país en un momento refundacional y comenzar una nueva historia.

Pero hay un antes y un después del asesinato a sangre fría del policía, Daniel Palma, ocurrido el 5 de abril. El respaldo ciudadano a los Carabineros de Chile fue contundente con múltiples implicaciones, que no es del caso desarrollar aquí.

Cambio de temperatura espiritual

Se añade a ello que, durante la Semana Santa, hubo un retorno masivo de las personas a los oficios religiosos, síntoma inequívoco de ese cambio de temperatura espiritual. Como también lo es la mayor seguridad y expresión cotidiana, en diversos ámbitos de lo público y privado, de los principios y fundamentos de una sociedad fundada en la persona.

Ya no hay una aceptación pasiva del cambio de la historia o en términos ideológicos, la llamada memoria histórica

La crítica abierta, en el mismo sentido de lo anterior, también se da respecto del significado del 11 de septiembre y el gobierno de Allende. Ya no hay una aceptación pasiva del cambio de la historia o en términos ideológicos, la llamada memoria histórica.

Desde la perspectiva de los partidos políticos, se ve en el reconocimiento del domicilio político de parte de los candidatos del Partido Republicano, quienes no ocultan su domicilio político en fórmulas sofisticas, como Chile Seguro, Unido, etcétera.

Sin embargo, no todo es color de rosas.

El proyecto ideológico del gobierno, en materia educacional, está enfocado de manera obsesiva en la llamada educación sexual o mejor dicho de la genitalidad.

El género, los grupos identitarios LGTBQ+, la salud sexual reproductiva, como se puede constatar en los textos escolares que distribuye el ministerio de educación para los niños, es un asunto que no es novedad. En marzo del 2018 se realizaban actos similares.

En este sentido, el plan del gobierno feminista no da tregua, por utilizar una palabra de moda en la jerga política del momento. No se puede obviar que aquí está la cuestión nuclear de la política del gobierno: la colonización del corazón de los niños con una ideología inhumana que luego a través de leyes intentarán corregir los descaminos a los que lleva el desprecio de la persona y su dignidad.

Otro aspecto en el que el gobierno no está dispuesto a tranzar son los llamados cambios estructurales: fin al sistema de ahorro individual, las Administraciones de Fondos de Pensiones (AFP), o los planes privados de salud, Isapres, entre otros.

Lo que implica un Sistema Nacional de Pensiones y de Salud. También se está implementando un sistema de arriendo de casas del Estado, a precios más bajos.

Además, ha habido intentos de proveer gas licuado estatal a precios fuera de mercado. Está pendiente el sueño de implementar un Sistema Nacional de Educación.

Y, en tiempos electorales, no podían faltar los bonos, esta vez, asociados al carnet de identidad que previamente supone estar inscrito en la municipalidad y que da derecho a comprar alimentos en tiendas y negocios de barrios, lo que recuerda las tristes Juntas de Abastecimiento Popular (JAP), celebres en períodos de racionamiento de alimentos esenciales, durante el gobierno de Allende.

El problema es que los políticos de la «centro derecha», UDI, RN y Evopoli, expresión que rechazaba de plano Jaime Guzmán, siguen pensando que la firma de Gabriel Boric en una nueva constitución traerá la paz y entendimiento entre los chilenos.

Proceso constitucional

De ahí que, por sí y ante sí, metieron al país en un nuevo proceso constitucional que hasta el momento no da lo que prometía.

En todo caso, es un triunfo político de Gabriel Boric porque pese a perder el plebiscito de la constitución que le iba a permitir todos los cambios estructurales, en julio del 2022, meses antes del rechazo de la propuesta constitucional, afirmó que, de no aprobarse la constitución, como ocurrió, el proceso seguía abierto.

La cuestión más controvertida que estuvo presente en el acuerdo político fue que la centro derecha, UDI, RN, Evopoli, por primera vez, quizás en la historia, negocian con el Partido Comunista.

El Partido Republicano es el único que se ha mantenido al margen. Según los analistas, puede ser el gran triunfador en las próximas elecciones.

Hasta el momento, en los textos de la comisión de expertos para una nueva constitución, no están presentes ninguno de los bienes no negociables: derecho a la vida, la familia como fundamento de la sociedad y fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, el derecho preferente de los padres a la educación de los hijos o un débil respeto a la libertad religiosa.

La pérdida de empleo que ha golpeado a matrimonios jóvenes ha traído de vuelta las llamadas familias de allegados

Por último, hay que decir, hoy están ocurriendo algunos fenómenos tristes que parecían sepultados en el pasado.

Así, por ejemplo, la pérdida de empleo que ha golpeado a matrimonios jóvenes ha traído de vuelta las llamadas familias de allegados, con todo lo que significa en términos de ilusiones y sueños truncados.

Pero no solo eso, la inflación que implica menor poder adquisitivo es un fenómeno económico desconocido por las nuevas generaciones y que está golpeando los bolsillos de las familias menos favorecidas por la fortuna.

Más aún, la incapacidad de ver los estragos de la ideologización y violencia en los jóvenes adolescentes, de colegios particulares y fiscales, por no referirse a la situación de inseguridad y violencia e inmigración ilegal, que da para otra extensa nota.

No obstante, hay un nuevo clima que se está gestando en los ciudadanos de a pie que está abriéndose paso entre tanta imprudencia y podredumbre, lo que abre una ventana a la esperanza de que Chile no se doblegará ante la ideología del mal y, probablemente, el próximo 7 de mayo, fecha en la que se elegirán los consejeros constitucionales que tendrán el cometido de redactar una nueva constitución, será una nueva ocasión en la que triunfe el sentido común y la sensatez que puede traer una pequeña primavera.

  • Juan Carlos Aguilera P. es catedrático de Filosofía de la Universidad San Sebastián de Chile y fundador del Club Polites