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Alex Fergusson
Alex FergussonEl Debate en América

¿Guerra por el Esequibo?: defensa del territorio o una trampa a la transición democrática en Venezuela

Parece que nos preparamos para la guerra con Guyana, para lo cual no estamos listos, o el gobierno está armando la excusa perfecta para declarar un estado de emergencia y suspender las elecciones presidenciales

Actualizada 04:30

El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino

El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir PadrinoAFP

El Gobierno de Maduro ha convocado a un referéndum consultivo (el próximo 3 de diciembre), para que la gente exprese su opinión acerca de la situación creada con Guyana, respecto a la reclamación territorial.

Dadas las circunstancias de crisis socioeconómica y política de Venezuela, surge la sospecha de si la convocatoria a ese referéndum no será otra de las tretas del gobierno para «correr la arruga» con el fin de mantenerse en el poder a cualquier coste, incluso el de la guerra.

En primer lugar, ese referéndum es inútil y, además, innecesario, pues es un deber constitucional del Estado preservar la integridad territorial de la nación; pero, adicionalmente, constituye un riesgo político pues podría debilitar la posición venezolana en el caso de que ocurra una baja participación o la gente vote «No».

Es un deber constitucional del Estado preservar la integridad territorial de la nación

Lo del rechazo al Laudo arbitral de 1899 ya está hecho y fue la postura tradicional de los gobiernos venezolanos, como fue el apoyo al acuerdo de Ginebra de 1966 para alcanzar una solución pacífica, práctica y satisfactoria del diferendo, hasta que el presidente Chávez pronunció su célebre discurso del 2004 durante una visita a Georgetown, cuando les sirvió el territorio Esequibo en bandeja de plata; allí dijo: «Venezuela no se opondrá a ningún proyecto de Guyana en beneficio de su pueblo, ni a que empresas extrajeras exploren yacimientos petroleros y gasíferos en el disputado territorio de Guyana… debemos abordar las relaciones con Guyana con un perfil distinto».

Estas declaraciones definieron la postura de Venezuela durante el mandato de Chávez y luego de Maduro, hasta hoy, pues sus consecuencias le acaban de explotar en la cara al país.

Al respecto, las preguntas 4 y 5 del referéndum, especialmente, abren la puerta a una amenaza y hasta a una declaración de guerra, pues consultan acerca «de una acción de ocupación de territorio, la creación de un nuevo Estado venezolano (el Esequibo) y la expedición del documento nacional de identidad a la población del territorio en disputa»; pero además pide opinión acerca de utilizar «cualquier medio, dentro del estado de derecho» disponible para recuperar el territorio Esequibo, lo cual incluye, aunque no nos guste, el uso de la fuerza armada cuando se trate de defender la integridad territorial frente a una acción externa.

El referéndum abre la puerta a una amenaza y hasta a una declaración de guerra

Cabría preguntarse, entonces, si: ¿puede un país sin institucionalidad, sin servicios públicos confiables, sin hospitales funcionales, sin gasolina, gasoil o diésel, con el 80 % de la población en pobreza o pobreza crítica, sin capacidad de producción de insumos alimenticios y de salud, con unas Fuerzas Armadas sin preparación profesional ni equipamiento adecuado y sin motivación, enfrentar las consecuencias de una guerra?

Pero todavía hay más. La situación frente a Guyana, quien cuenta ahora con apoyo del CARICOM, podría ser utilizada como estrategia para entorpecer el claro proceso de transición democrática que se inició con el éxito de las elecciones primarias opositoras.

El Gobierno podría pretender aprovechar la oportunidad para «movilizar lo que le queda de apoyo, neutralizar el efecto propagandístico del rotundo éxito de las primarias, poner en suspenso las negociaciones de México, y hasta suspender las elecciones presidenciales del 2024, a través de habilitar el recurso constitucional de 'declaración de estado de emergencia'», para tratar de permanecer en el poder un poco más.

En tal sentido, las declaraciones de ambos países han subido de tono y, recientemente, el ministro de Defensa venezolano, Padrino López, ha pedido a Guyana que deje el «discurso guerrerista» y la vicepresidenta Delcy Rodríguez, ha señalado que «el presidente de Guyana toca tambores de guerra y amenaza la paz de nuestra América Latina y el Caribe».

Pero lo cierto es que, más allá de los discursos, quien está actuando con propósitos bélicos al instalar una base militar y construir un aeropuerto en la frontera con Guyana, es Venezuela.

Parece, entonces, que nos preparamos para la guerra con Guyana, para lo cual no estamos listos, o el gobierno está armando la excusa perfecta para declarar un Estado de Emergencia y suspender las elecciones presidenciales.

En este punto, nos parece oportuna la propuesta del Consejo Universitario de la UCV de formar una comisión plural de expertos para diseñar las acciones diplomáticas de Venezuela frente al diferendo, pero el gobierno no ha mostrado ningún interés.

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