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Andrés Montero
AnálisisAndrés MonteroEl Debate en América

Víctimas culpables en Chile y España

El país andino ya acumula dos millones de inmigrantes, de los cuales la mitad al menos, son ilegales. Ellos tienen todo tipo de protección del Estado y además acceden a beneficios que hasta los chilenos no tienen

Actualizada 05:14

Pedro Sánchez recibe a Gabriel Boric en La Moncloa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe a su homólogo chileno Gabriel Boric, en La Moncloa

En los últimos tiempos en Chile se ha ido introduciendo una realidad perversa, y es que las víctimas sufren persecuciones y acoso por parte de los victimarios y de la prensa. Muchos políticos y jueces fallan al revés. En Chile, los carabineros –policías– sufren persecución por perseguir y detener delincuentes. Se ha instalado el concepto de «uso legítimo de la fuerza», como si los delincuentes usaran legítimamente la violencia.

En otro frente, los inmigrantes ilegales han pasado a ser víctimas y la Policía chilena no puede legalmente impedir su ingreso. Chile ya acumula dos millones de inmigrantes, de los cuales la mitad al menos, son ilegales. Ellos tienen todo tipo de protección del Estado y además acceden a beneficios que hasta los chilenos no tienen. En este nuevo escenario, sicarios, traficantes y criminales campean en el Chile de hoy. La ONU es la gran promotora de la ilegalidad, al defender lo indefendible desde sus cómodos despachos en Nueva York y en Ginebra.

En estos días también se pretende «condonar» la deuda de los universitarios –y los de algún día universitarios– sin compensación alguna para los que pagaron a tiempo. Aquí las víctimas reales son los que pagaron y quienes financiarán la condonación. Pero en España la cosa no es muy distinta. En efecto, inmigrantes ilegales acceden cada día a España y obtienen protección y beneficios. Cuántos dejará entrar España hasta entender que la permisividad de fronteras se transformará en un problema sin solución.

Pero también he percibido temas del día a día, que me han sorprendido. En televisión me tocó observar un caso de una señora de avanzada edad que pagaba 450 euros de alquiler y los legítimos dueños le solicitaron ajustar la renta a precio de mercado, cuatro veces superior. La señora lo impugnó por la vía judicial, pero en segunda instancia perdió. La señora argumentaba que era injusto que «la sacaran de su casa». Los periodistas, todos de acuerdo con la señora y no con los dueños del inmueble que legítimamente exigían un justo precio. Luego presentaron otro caso de un señor algo gordo que en el Metro de Madrid ocupaba espacio que invadía al vecino. Este último reclamó y fue avasallado por otros pasajeros en apoyo al «gordo».

No solo eso, el gordo golpeó dos veces al otro pasajero, y a pesar de eso, los comentaristas seguían apoyando públicamente al agresor. En España y en Chile, las mascotas ganan terreno y los que no circulan con mascotas deben permitirlas en el avión o en el restaurante. Este mundo al revés se va imponiendo. Los hombres se transforman en mujeres, los seres humanos en el vientre materno no tienen derechos y los policías son los malos. Afortunadamente una luz, tenue aún, empieza a alumbrar la oscuridad de tantos que detentan poder o influencia, pero lo ejercen sesgadamente.

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