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La lotera de la administración número 15 de Castelló celebra la venta de 10 décimos de GordoEFE

Lotería de Navidad 2024

Por qué se dice que la Lotería de Navidad es el impuesto de los tontos

La cuenta atrás ha comenzado. El próximo 22 de diciembre se celebra el esperado Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, en el que un año más los niños de San Ildefonso repartirán suerte en toda España.

A estas alturas, es raro encontrar a alguien que no tenga, al menos, un décimo en su poder. Este 2024 se prevé que cada español gaste una media de 73,84 euros en el sorteo navideño, más de lo que se invirtió el pasado 2023 (71,67 euros por persona), según la cifra de consignación por habitante de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE). No obstante, no a todo el mundo le gustan este tipo de juegos, e incluso hay quien asegura que la Lotería de Navidad es el «impuesto de los tontos».

¿El «impuesto de los tontos»?

Entre los motivos que esgrimen quienes aseguran que el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad es el «impuesto de los tontos» se encuentran las escasas probabilidades que tiene cada jugador de llevarse uno de los premios. De los 100.000 números que entran en el bombo cada año, resultan premiados unos 15.000. Es decir, la probabilidad de que toque algo, aunque sea la pedrea, está en torno al 15 %. Solo una de cada ocho personas recibirá algo de dinero, aunque sea lo invertido.

Y, por supuesto, las probabilidades descienden drásticamente si hablamos del Gordo, el primer premio de la Lotería de Navidad. Esta probabilidad es de 1 entre 100.000, es decir, del 0,001 %.

Además, sin duda, el gran ganador de la Lotería de Navidad es el Estado. Este año la emisión consta de 193 series (ocho más que el año anterior) de 100.000 números cada una, y asciende a 3.860 millones de euros, de los que se repartirá un 70 % en premios. Es decir, que el Sorteo de Navidad repartirá este año un total de 2.702 millones de euros en premios. Pero, ¿todo el 30 % restante va a parar a las arcas públicas?

No del todo. A este porcentaje hay que restar las comisiones que se llevan las administraciones de Lotería por vender décimos y repartir determinados premios. Concretamente, las administraciones se llevan 90 céntimos por cada décimo vendido y una comisión de un 2,5 % por cada premio menor que reparten, siempre y cuando la cifra anual abonada en premios no supere los 200.000 euros, momento en el que el porcentaje se reduce al 1,25 %.

El Estado también se queda con aquellos premios no reclamados o que no han podido cobrarse por pérdida o deterioro del décimo, además de la retención del 20 % de los premios que superan los 40.000 euros.