Un operario trata de impedir que un conductor se vaya sin pagar el combustible

Picaresca

El truco que se ha extendido para no pagar en las gasolineras usando el teléfono móvil

Los «simpa» en la gasolinera no paran de crecer en lo que llevamos de año, pese a la bajada de precios de los carburantes y a la ayuda de 20 céntimos

Conocidos popularmente como «simpa», los delitos por irse sin pagar de un establecimiento están a la orden del día. Alguno, como los que se producen en las gasolineras, están creciendo de manera preocupante, tal y como confirma Víctor García Nebreda, secretario general de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio Comunidad de Madrid (AEESCAM).

Los métodos son variados y muy diferentes, pero con las nuevas tecnologías llegan sistemas cada vez más sofisticados y difíciles de detectar para el personal de la gasolinera.

500 denuncias en el País Vasco

Solo en el País Vasco se han recogido 500 denuncias en lo que llevamos de año, una cifra que lejos de disminuir crece de forma continuada desde que el precio de los combustibles tocó máximos en abril.

Las fuerzas de seguridad son las encargadas de localizar y llamar al delincuente

Irse sin pagar de una gasolinera está tipificado como una estafa por delito leve, ya que habitualmente es una cantidad inferior a los 400 euros. Un delito que actualmente se sanciona con una multa económica de entre 1 y 3 meses de pago diario, a lo que hay que sumar el precio del combustible robado.

Eso sí, la repetición de esta acción está recogida como agravante y en este caso cada las penas sí incluyen la posibilidad de prisión menor.

El proceso de identificación del automóvil es muy sencillo: como las gasolineras tienen obligación de contar con sistemas de grabación, no hay más que verificar la matrícula y contactar con el propietario. Esta acción la llevan a cabo las fuerzas de seguridad, pues las gasolineras dan parte a las mismas al poco de suceder los hechos.

¿Un simple olvido?

Es cierto que no son pocas las ocasiones en las que se trata de un olvido y el infractor paga sin retraso, con lo cual el proceso judicial termina ahí.

El problema real está en la identificación del conductor del vehículo. En ocasiones ni el propietario es capaz de decir quién conduce, mucho menos cuando se trata de un coche robado.

El sencillo truco del teléfono móvil

El modus operandi de los ladrones es muy variado, desde los que salen ‘pitando’ tan pronto como han repostado, hasta los que indican que han pedido menos cantidad de la que les han servido, por lo que no están dispuestos a pagar más.

Un móvil y una grabación

Pero el más sofisticado llega de mano de los sistemas de pago con el teléfono móvil. El delincuente lleva grabado el sonido que hace el datáfono cuando la transacción se ha realizado correctamente tras acercar el móvil al mismo. En este caso lo que hace es acercar el móvil al datáfono y sin que el dependiente se dé cuenta activa la grabación, con lo cual suena igual que si el terminal hubiera dado la conformidad a la operación.

A partir de ahí basta con abandonar la gasolinera mientras el dependiente queda a la espera de que el terminal emita un recibo que nunca llega a salir.