Unión Europea
Italia y Alemania frenan la prohibición a los coches con motor de combustible en 2035
El sector aguarda con preocupación una decisión que puede perjudicar en profundidad a la industria automovilística europea
El Parlamento Europeo aprobó recientemente la prohibición a la venta de coches con motor de combustible en 2035, lo que afecta a los gasolina, diésel e híbridos. Días después Italia encabezaba un movimiento de oposición a esta prohibición que supone de hecho el cierre de numerosas fábricas de automóviles en territorio europeo y miles de despidos. De hecho, esta misma semana Ford anticipaba un plan para el despido de hasta 4.000 trabajadores a nivel europeo.
El ministro de economía italiano se reunía días después con su homólogo alemán para encabezar un movimiento de oposición a la prohibición a la Euro 7 junto a Francia.
Sobre la bocina
La medida estaba ya en marcha a falta de un mero trámite que era la aprobación por los ministros de cada país, algo que estaba previsto para el próximo consejo de ministros del martes en Bruselas.
A última hora ha saltado la sorpresa y los 27 países han anunciado, a través de la presidencia sueca, que se abre un período de reflexión y que la aprobación de la medida «queda pospuesta para una reunión posterior», sin anunciar la nueva fecha.
Esta decisión ha sido tomada por el temor a que la norma fuera paralizada en la votación que aún quedaba pendiente, lo que hubiera supuesto un revés difícilmente subsanable para su posterior aprobación. De haberse consumado la votación, era más que probable que la suma de los votos de Alemania e Italia con el de Polonia y la abstención de Bulgaria hubieran tumbado la norma.
Suma de fuerzas
Ya a principios de esta semana Alemania pidió públicamente a la Unión Europea una modificación sobre la norma ya aprobada que abriera la puerta a la utilización de combustibles sinténticos, una petición que de acuerdo con el grupo europeo verde iría en contra del espíritu de la misma y no era aceptable.
Llegados a esta situación, la UE pide tiempo para estudiar la situación con cautela antes de tomar una decisión que puede dar al traste con una de las normas más complejas y delicadas en materia industrial que ha pasado por el Parlamento Europeo en toda su historia y que supone un duro golpe para la industria automovilística europea, poniendo en riesgo el futuro de numerosas fábricas y de miles de puestos de trabajo.
La Unión Europea no dará un paso hasta la reunión de este domingo entre la presidenta de la Comisión, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, con el canciller alemán, Olaf Scholz.