Combustible
El gasóleo toca suelo: ¿merece la pena volver a comprar un coche diésel?
La mejora de la situación internacional y el final del invierno han permitido un reposicionamiento de precios de los combustibles a nivel mundial
Hace ya semanas que el precio del barril de petróleo Brent y el Texas tienen una marcada tendencia a la baja, rondando los 70 dólares en ambos casos. Esto, junto con una situación internacional algo más calmada, atrás queda el invierno y la obsesión europea por acaparar combustibles, ha permitido que el precio de los combustibles afloje.
De hecho venimos de una situación realmente extraña que no recordamos que se hubiera producido antes, y es que el gasóleo ha permanecido más caro que la gasolina durante semanas.
Todo vuelve a su ser
Una situación que parecía que había llegado para quedarse pero que se ha invertido de manera rotunda, y el precio del gasóleo no ha parado de caer desde la primera semana de febrero, adelantando a la baja al precio del litro de gasolina 95, que ahora es casi 20 céntimos más cara en función de la gasolinera. El diésel llegó costar 10 céntimos más que la gasolina.
La razón fundamental es que una vez superado el miedo a la escasez de diésel en los mercados internacionales las cosas vuelven a su ser. Hay que recordar que Rusia es uno de los principales productores de gasóleo del mundo, y desde el pasado verano la UE cerró sus mercados a la importación del gasóleo ruso.
El frío invierno no lo fue tanto
Este hecho junto con la llegada del temido invierno agitaron el cóctel perfecto para que el mercado hiciera de las suyas y el gasóleo se disparara.
La reflexión final sobre si es momento o no de volver a comprar diésel se resume en un ejercicio de lógica. En el caso de conductores que recorren muchos kilómetros al año el diésel sigue siendo invencible. Dispone hoy en día de la misma etiqueta que la gasolina y permite un doble ahorro, por un lado cada litro es más barato y por otro el coche consumo menos.
Lo que nunca tuvo sentido y nunca debió de producirse es que conductores que recorren menos de 10.000 kilómetros al año apostaran por el diésel. La cifra debe ser siempre superior a los 30.000 kilómetros.
Hay que echar cuentas
En este caso podemos hablar de un ahorro entre un 20 % y un 30 % en cada kilómetro que recorremos, por lo que merece la pena echar cuentas.
Ahora el panorama pinta mucho mejor para los coches de combustión, tanto gasolina como diésel, sobre todo a raíz del lanzamiento de los combustibles sintéticos y en ningún caso debería inquietarnos la hipotética prohibición a la venta de coches dude combustión dentro a 12 años vista.
La realidad es que el problema para los que se decidan por un diésel es que las marcas lo han eliminado de su oferta de motores, aunque aún quedan algunos magníficos propulsores diésel disponibles dispuestos a dar muchos años de satisfacciones a su propietario. Incluso marcas como Mercedes han apostado por su hibridación con unos resultados magníficos.
Resulta una verdadera pena que la cuota de mercado diésel no llega a un 10 % cuando llegó a ser de un 60 %.