El protagonismo chino en el salón de Munich ha marcado un punto de inflexión para los fabricantes europeos

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Francia y Alemania, a la cabeza de la conjura europea contra los coches chinos baratos

La industria automovilística europea busca soluciones para hacer frente al desembarco chino que elimina los márgenes de rentabilidad de los coches eléctricos

La llegada de los coches eléctricos chinos ha puesto patas arriba el automóvil europeo. La industria china ha sabido aprovechar el parón productivo europeo ocurrido a raíz de la Covid para armarse, junto con firmas asiáticas como Toyota, que han ganado en un par de años la cuota de mercado que se le había negado en décadas.

Los planes de electrificación europeos han sido el caldo de cultivo perfecto preparado por Bruselas para que el virus de los coches eléctricos baratos se haya extendido con rapidez.

Desafío en tu propia casa

El problema no es que se vendan coches chinos en Europa, pues con un mercado de 12 millones de automóviles debería haber hueco para todos. El problema es que los fabricantes de automóviles europeos se han visto sorprendidos por un verdadero aluvión de coches de calidad a un precio inigualable para ellos. O por lo menos que reduce sus márgenes de beneficio al mínimo, lo que elimina la posibilidad de mantener el ritmo de inversiones que requiere la electrificación.

El BYD Han, ya en Europa, demuestra la calidad de los coches chinos de lujo

En este contexto hay que añadir que el pastel de los coches eléctricos es mucho más pequeño de lo que se preveía y uno de los invitados a la fiesta llamado Tesla, llegaba con mucha más hambre de la prevista, y ha posicionado sus vehículos a un precio que estrangula aún más a las marcas europeas.

Así, los fabricantes del Viejo Continente han buscado el amparo de la Unión Europea, pero Bruselas se encuentra atada de pies y manos, pues cualquier medida contra el automóvil chino sería tomada como una afrenta por el país asiático que respondería inmediatamente con medidas arancelarias recíprocas a los productos europeos.

Intereses encontrados

Hay que recordar que el automóvil no es el único sector en el que Europa mantiene relaciones con el gigante asiático, y nadie quiere otra crisis internacional teniendo en cuenta la situación creada con Rusia a raíz de la guerra de Ucrania.

Los coches eléctricos de la marca Seres ya han llegado a Europa

Pese a ello la UE ha anunciado la apertura de una investigación que le permita valorar si realmente los coches vienen o no subvencionados de China, una de las principales críticas de los fabricantes europeos.

De acuerdo con ellos, las marcas chinas cuentan con dos ventajas que hacen sus precios inigualables, el coste de la energía en origen, financiada casi íntegramente por el gobierno chino y la mano de obra, que trabaja en condiciones inaceptables en Europa.

La justicia por su cuenta

Así, ya hay dos países que han adoptado medidas unilaterales que perjudican indirectamente a los coches chinos. Por un lado Alemania anunció ya hace días un cambio en sus planes de ayuda a la compra de coches eléctricos.

El país germano sube las ayudas hasta los 12.000 euros, pero las acompaña de una condición obligada, el beneficiario debe tener una instalación doméstica fotovoltaica, lo que descarta de raíz a los que buscan el negocio de los coches chinos baratos subvencionados por el Gobierno.

Stellantis, Renault, Volkswagen... el automóvil europeo está en juego

En Francia la solución adoptada es aún más directa. Allí han eliminado por completo las ayudas, a la espera de una nueva valoración de la huella de carbono que tienen los coches eléctricos en todo su ciclo de vida, incluido el proceso productivo en la fábrica.

En función de diferentes variables se establecerán unos baremos que serán públicos en diciembre y se dará una valoración a los coches teniendo en cuenta la contaminación que ha producido la fábrica en su producción e incluso las fuentes de energía utilizadas. Esto descarta de raíz las ayudas a los automóviles chinos, incapaces de cumplir con estas condiciones.

En el caso de Francia las ayudas irán de los 2.000 a los 6.000 euros, de las que quedarán excluidos incluso a algunos automóviles europeos.