Joe Biden se suma a uno de los piquetesAFP

Industria USA

¿Por qué está en huelga la industria americana del automóvil y por qué Tesla no quiere que termine?

El presidente Biden ha llegado a unirse a los piquetes, en lo que ha sido considerado un guiño electoral. Esta huelga no es más que una cortina de humo que tapa el verdadero problema del automóvil en EE.UU.

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos un presidente se ha unido a un piquete de huelga, un símbolo que deja patente la importancia de unos paros tras los que está en juego la supervivencia de la clase media Norteamérica y la defensa del estilo de vida made in USA.

Los sindicatos de los tres grandes del automóvil norteamericano, Ford, GM y Stellantis, hicieron un llamamiento a la huelga el pasado 15 de septiembre a través del United Auto Worker (UAW), la entidad que agrupa a los sindicatos del sector en los Estados Unidos.

De barbacoa

No se trataba de una huelga cualquiera, sino de la protesta más importante a la que se han enfrentado la industria automotriz norteamericana, un paro que 17 días después de su inicio ha costado del orden de los 6.000 millones de euros a las grandes marcas en los Estados Unidos y que ha obligado a intervenir al mismísimo presidente.

Shawn Fain, el líder sindicalista de los fabricantes de automóviles (UAW)

Biden, que ha sido tachado de oportunista, ha dejado claro su apoyo decidido a los trabajadores uniéndose a uno de los piquetes de trabajadores de la fábrica de Mopar, propiedad de Stellantis, hasta donde llegó en su limusina presidencial acompañado por el líder de UAW, Shawn Fain, y compartiendo amistosamente unos bocadillos de la barbacoa que habían improvisado los propios trabajadores.

Sector estratégico

El automóvil norteamericano supone a día de hoy un 11 % de la producción mundial de coches con diez millones de unidades, unos datos que reflejan la importancia de un sector que emplea directamente a 300.000 personas en territorio Norteaméricano e indirectamente a 1,5 millones de trabajadores.

Más allá de la repercusión electoral de la medida tomada por Biden, el año que viene hay elecciones en los EE.UU. y son conscientes de que cualquier apoyo es vital para hacer frente a Trump, los demócratas han traducido esta huelga en términos de defensa del american way of live y de la clase media en general.

Ninguna de las tres grandes ha pedido intermediación externa en el conflicto

Biden ha dejado claro que los datos de la industria automotriz norteamericana han sido excelentes y defiende que no sólo los directivos deben ganar con ello, sino que estos beneficios deben llegar a los trabajadores, que han perdido poder adquisitivo de manera preocupante por la inflación.

Salario puro y duro

El Gobierno USA ha hecho saber datos como que los ejecutivos de las tres grandes norteamericanas se han subido el sueldo en torno a un 40 % en los últimos años, por lo que consideran completamente razonable la demanda de los sindicatos que solicitan un incremento del salario de un 46 %.

Un trabajador de la cadena de montaje de cualquier de estas tres grandes cobra actualmente 32 dólares a la hora, y la petición inicial es de 47 dólares, a lo que se suman otra serie de beneficios sociales.

Las tres grandes marcas se muestran abiertas a la negociación. Ford ha declarado que en su caso las conversaciones van por buen camino, negándose a una posible intermediación de otros organismos y sin filtrar más detalles sobre la misma, pero no consideran descabellado un aumento en el sueldo de hasta un 40 %.

Los paros comenzaron el pasado día 15 de septiembre

El Grupo Stellantis, propietaria de Chrysler, Dodge, Jeep y Ram, ha hecho pública sus propuestas a los sindicatos, con una subida salarial de un 21,4 %, la aportación de mil millones de dólares a los fondos de jubilación, medidas para luchar contra la inflación y para mejorar la seguridad laboral, sin que por el momento hayan logrado desbloquear la situación.

General Motors y Ford

General Motors, habla de cinco propuestas récord en materia económica que incluyen mejoras salariales y de la bolsa de subsidios, pese a que se muestran positivos la realidad es que la situación no parece avanzar ni tener una solución a corto plazo.

Sobre todo si tenemos en cuenta que la asociación de sindicatos ha hecho acopio de un fondo de 825 millones de dólares con los que compensar a los trabajadores, que siguen sin cobrar.

De acuerdo con la lectura de algunos expertos en automóvil norteamericano, esta situación es una cortina de humo detrás del verdadero problema de la industria automovilística norteamericana, y es que la electrificación del automóvil se va a traducir en el despido de hasta un 40 % de los trabadores del sector.

Factoría de Tesla en Fremont, Estados Unidos

Los coches eléctricos son mucho más sencillos que los de combustible, en su fabricación se utilizan hasta un millar de piezas menos, lo que supone que habrá que prescindir de un gran volumen de mano de obra en los próximos años.

Se trata de un proceso inevitable que en la actualidad está comenzando y frente al cual Tesla es la única firma que se muestra ya correctamente dimensionada. El fabricante norteamericano asiste encantado a esta situación de huelga de sus principales competidores, que fortalece aún más su situación económica, pues las cuatro gigafactorías en Norteamérica mantienen su producción con total normalidad.

En la empresa tecnológica no existe conflictividad laboral, pues actualmente carece de sindicatos.