Alonso es el nombre ficticio de un bombero perteneciente al cuerpo de Bomberos de Madrid que prefiere permanecer en el anonimato. Charlamos con él para que nos cuente de primera mano su experiencia con los incendios en coches eléctricos, un verdadero problema del que no se informa lo suficiente. Los antecedentes son bastante llamativos, aunque no tan numerosos como para indicar la existencia de un problema. Solo este año han ardido dos buques Ro-Ro destinados al transporte de coches en alta mar (Felicity Ace y Fremantle Highway) y hace poco más de un mes la Policía Municipal de Madrid tuvo que desalojar un centro comercial de la madrileña plaza de Castilla por el incendio de un vehículo híbrido enchufable. Pero conviene recordar que los coches eléctricos no son los único ‘aparatos’ que actualmente tienen batería, según nos cuenta Alonso: «El verdadero problema hoy no son los coches eléctricos, son los patinetes». Esta misma semana sus compañeros tuvieron que intervenir y desalojar un convoy de Metro en la capital y dos estaciones por el incendio de un patinete eléctrico: «Son peligrosísimos, muchos de los incendios en los que intervenimos en domicilios son provocados por patinetes que están cargando». «Es una verdadera locura, hay miles de patinetes de baja calidad en cualquier ciudad que se incendian de forma espontánea sin saber por qué. Cuando arden en la calle no pasa nada, pero cuando el incendio tiene lugar en un garaje, un portal o un domicilio la cosa cambia». Alonso continúa su explicación: «Los incendios de baterías no tienen nada que ver con lo que conocíamos hasta ahora. Hace poco tuvimos que apagar un almacén de baterías que estaba ardiendo y directamente no pudimos hacer nada, simplemente tratamos de bajar la temperatura con agua para que no se extendiera y poco más. Estuvo ardiendo durante 36 horas ininterrumpidamente y tuvimos que dejar un retén de vigilancia dos días más por si volvía a arder de forma espontánea». Según nos cuenta Alonso, «se trata de reacciones químicas muy complejas. Simplemente arden, sin más. Es cierto que cuando están cargando tiene más probabilidad de incendiarse. En este caso puede arder la propia instalación, el cable o la batería, por ello es más probable que se incendie». La industria automovilística está invirtiendo miles de millones de euros en los coches eléctricos y en este caso los incendios son muy escasos, pero muy aparatosos. «Aún hay pocos coches eléctricos para poder decir que arden más o menos de lo normal», según explica Alonso. «Apagamos más fuegos de coches normales que de eléctricos, pero es que hay muy pocos coches eléctricos aún». La realidad es que no existe el menor indicio de que los coches eléctricos ardan más que los normales, sino lo contrario. «Tenemos un protocolo muy claro en estos casos. Lo primero es ponernos el equipo de respiración autónomo, dos bocanadas de ese aire y caes redondo, dos más y estás muerto. Las emisiones son perjudiciales, tienen multitud de productos químicos que generan reacciones nocivas. No he asistido a explosiones, pero el agua que pasa por las baterías al tratar de apagarlas puede salir contaminada de químicos». «También tenemos que verificar si hay corriente sobre la chapa o no antes de tocar el coche, después desconectamos la batería y con ello desaparece el riesgo de electrocución». «En este caso el procedimiento es dejarlo arder, intentar que no se extienda y poco más. Esto no se apaga con agua, las baterías tienen demasiada energía almacenada y el agua sirve de poco, simplemente vale para reducir la temperatura del entorno», asegura. «La espuma que solemos usar para cubrir los incendios y que se apaguen por falta de oxígeno directamente se quema a causa de la alta temperatura». Es cierto que los casos de incendios en coches eléctricos son contados pero muy mediáticos, pero la verdad es que las estadísticas que nos llegan de los países nórdicos, donde hay muchos más coches eléctricos que en España, hablan de una incidencia de incendios del 0,004 %, frente a un 0,08 % de los coches con motor de combustión. Tal y como recogen los bomberos de Florida, tras el paso del huracán Ian el problema de los coches eléctricos era que ardían solos y eran imposibles de apagar… por lo que recomendaron aparcarlos en mitad de la calle, nunca en un garaje. Hoy en día, según confirma Alonso, el problema real son los patinetes. De hecho en algunas localidades canarias los hoteles han prohibido ya a los turistas subirlos a las habitaciones y el Metro de Madrid se plantea también su prohibición. Aún hay tiempo para establecer protocolos para proceder con seguridad con los coches eléctricos. Tal y como nos consta, a nivel europeo se está trabajando en los garajes para que las llamas de un coche eléctrico no se extiendan a otros vehículos ni al edificio en sí. Soluciones como por ejemplo que las plazas puedas cerrarse herméticamente en caso de que sea necesario.