Rubén Ventureira
Rubén Ventureira

El mayor museo de automoción de España abre en Galicia

El MAHI coruñés es el espléndido resultado de más de medio siglo de pasión coleccionista de la familia Jove

Actualizada 04:30

Una vista general del museo

Una vista general del museoNovo

Alcanzar la excelencia. Esa es la meta que se exigió Ángel Jove González, presidente de la Fundación Jorge Jove, cuando empezó a pergeñar el Museo de Automoción e Historia (MAHI), que este jueves fue inaugurado por el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda. El público juzgará si ha alcanzado dicha meta, pero a vista de un profano, apabullado tras recorrer 137 años de historia y pasear entre 300 vehículos, se diría que sí. Los números también acreditan esa excelencia: es, presumen los promotores, el museo más grande de España, tanto en espacio como en fondos.

Un antiguo tranvía coruñés recibe en el exterior del museo

Un antiguo tranvía coruñés recibe en el exterior del museoNovo

Este recinto en el que la velocidad está tan presente ha ido creciendo a la velocidad de un bonsái: «Nace no sin largos esfuerzos a través de muchas décadas», explicó Ángel Jove González en su comparecencia ante los medios de comunicación. En concreto, es el resultado de más de medio siglo de coleccionismo: sobre todo del propio, si bien hay destacadas colaboraciones de particulares y empresas. Ángel y su hermano Jorge se interesaron por el mundo del motor desde muy jóvenes. Y pronto esa afición se enfocó también al coleccionismo, en el que su padre se había introducido en los años 60 con la adquisición de un Ford T. Jorge falleció de forma repentina en agosto de 1998 cuando el conjunto empezaba a definir sus líneas de crecimiento y criterios museísticos. El padre de ambos, Ángel Jove Capellán, presente este jueves en la inauguración, se marcó dos objetivos tras aquel duro golpe: crear una fundación con el nombre de su hijo fallecido que tuviese como principal fin fundacional la creación y gestión de un Museo de Automoción e Historia. Estamos en 2023 y la Fundación Jorge Jove, fundada por Ángel Jove Capellán y presidida por Ángel Jove González, es la entidad gestora del MAHI, Museo de Automoción e Historia, desde ya mismo una realidad.

Ángel Jove, en la primera sala del museo

Ángel Jove González, en la primera sala del museoNovo

En los dominios de Amancio Ortega

Decía el también gallego Camilo José Cela, aquel que recorrió la Alcarria en un coche, que el que resiste gana. Es el caso de los Jove y el MAHI. Y no solo nos referimos a las cuatro décadas de búsqueda de piezas y su restauración, sino a la gestación del propio museo. Definitivamente, el lugar elegido ha sido el polígono de Sabón, en el municipio de Arteixo, el mismo lugar donde Amancio Ortega ha ido desarrollando su imperio Inditex y también el elegido por Estrella Galicia para el último estirón de su emporio cervecero. La Fundación Jorge Jove pone todo: terreno, continente y contenido. Hubo un tiempo en el que no iba ser así. En su día, con el PP al frente del Ayuntamiento coruñés, se anunció que el MAHI se levantaría en 107.000 metros cuadrados de terrenos públicos, como parte de un proyecto muy ambicioso que incluía la construcción de hasta tres circuitos en el exterior. La llegada al gobierno local en 2015 de un partido de la órbita de Podemos, Marea Atlántica, frustró esta iniciativa público-privada. El partido político que tomó el relevo a partir de 2019, el PSOE, no enmendó esa decisión de los mareanes. Así que el museo ha acabado emigrando al municipio vecino, situado a 16 kilómetros del centro de la urbe coruñesa y donde se ha erigido sin ningún tipo de ayuda institucional. De aquellos 107.000 metros cuadrados hemos pasado a los 20.000 del polígono de Sabón, 15.000 dedicados a espacio expositivo y los 5.000 restantes a talleres, formación, biblioteca y otros usos.

El MAHI es un espacio de «ocio cultural familiar», según la definición de Ángel Jove González, y sus palabras las avala la experiencia que vive quien lo recorre. Los vehículos conviven en las salas con reconstrucciones históricas de la historia de la radio, la fotografía, la música, el cine y la pintura. «Todo tiene su historia, hasta un tornillo», precisa Ángel.

Trece salas expositivas

Todo el material está distribuido en 13 salas (doce permanentes y una temporal), donde lucen 300 de los más de 500 vehículos que guarda la fundación. En la primera recibe una de las joyas de la corona, un deportivo Pegaso Z-102 de color azul, que comparte espacio con un Toyota Celica como el que Carlos Sainz condujo hacia la gloria o un epatante Renault Dauphine Gordini de los años 50 que, por su alta siniestralidad, fue apodado «el coche de las viudas».

Sala dedicada a los Pegaso

Sala dedicada a los PegasoNovo

Las dos siguientes salas tienen un componente claramente industrial y están consagradas a las dos marcas de referencia del pasado siglo: Hispano Suiza y Pegaso. «Queremos dar a la automoción española el valor que le corresponde», expresa Ángel Jove González, cuya fundación recibió la donación de todos los fondos de Iveco. Entre las piezas que se pueden admirar destacan tres modelos Comet, dos camiones Pegaso que participaron en el Rally París-Dakar en los años 80 o un Pegaso Solo 500, un prototipo futurista de 1989 dotado de cámaras, GPS y joystick en lugar de volante. De lástima que nunca se llegase a fabricar.

Un prototipo que no llegó a fabricarse

Pegaso Solo 500, un prototipo que no llegó a fabricarseNovo

A continuación el recorrido es ya cronológico, con punto de partida en los años diez del siglo XX. Es en este punto en el que te da la sensación de entrar en una película de época, que puede ser desde una ambientada en una fiesta de alta sociedad (epata un deportivo Sandford de tres ruedas) o en un suceso (se exhiben los tres primeros vehículos a motor de los que dispusieron los bomberos coruñeses). Entre tanto coche reluciente nos sorprende uno oxidado y que está expuesto tal y como en su día se encontró: podría ser fácilmente restaurado, pues tiene su sentido que se haya dejado así, porque hace que valoremos más la labor de restauración del MAHI.

El vehículo que se expone tal y como se encontró

El vehículo que se expone tal y como se encontróNovo

Llegados a los años 40, nos sorprenden los primeros todoterreno que se usaron en España, por parte del Ejército. La siguiente sala se consagra a vehículos americanos (Pontiac, Mustang, Cadillac…) y, a continuación, vienen los ingleses (Jaguar, Rolls Royce…).

Tres modelos de Ferrari

Modelos de FerrariNovo

Cambio de planta: subimos a la primera y el nivel sigue alto, pues relincha el «Cavallino Rampante». Aunque los coches de lujo son los que más llaman la atención, el museo no es de ninguna manera elitista, sino todo lo contrario, por lo que estos vehículos de alta gama conviven con los utilitarios. Así, junto a tres espléndidos Ferrari (uno de ellos es el 308 que usaba Magnum en la famosa serie) vemos tres de los cuatro modelos de 600 que se fabricaron.

Un Ferrari visto a través de dos 600

Un Ferrari visto a través de dos 600Novo

El 27 de enero de 1886 una mujer condujo el el primer vehículo con motor de combustión interna de la historia. Se llamaba Bertha Benz. Una de las 100 reproducciones que construyó años más tarde Mercedes Benz se muestra en una de las salas finales, junto a otros vehículos icónicos de la misma marca.

Réplica del primer vehículo de combustión

Réplica del primer vehículo con motor de combustión internaNovo

La última estancia, que es la de exposiciones temporales, está dedicada a Porsche, marca que asociamos con el lujo pero que en su día fabricó tractores como el que podemos admirar en el MAHI. Acaba así un recorrido por la historia de la automoción, un trayecto en el que no escuchamos ni un motor, aunque, de ser necesario, podrían rugir casi todos. «El 95 % de los vehículos funcionan», apunta un guía.

Un tractor de la marca Porsche

Un tractor de la marca PorscheNovo

Pronto rugirá la marabunta. Desde este sábado 16 de diciembre, el museo abrirá de miércoles a domingo, de 10 a 19 horas. La entrada general cuesta 10 euros. Las hay reducidas (6 euros) para determinados colectivos, infantiles (3 euros para los niños de 5 a 10 años) y gratuitas para los menores de 5.

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