¿Cuánto cuesta y cuánto tarda en cargar un coche eléctrico en carretera?

A la gran mayoría de los conductores términos como kilovatio hora, batería, capacidad de carga o corriente alterna les suenan a chino y es muy probable que siga siendo así.

Pero al igual que en los coches de combustible hemos aprendido a saber lo que es gasolina 95 o la gasolina 98 o un consumo de 10 litros por hora, en el coche eléctrico hay una serie de términos y conceptos que hay que conocer.

Nociones básicas

Conviene explicar que no existe tanta diferencia entre un coche eléctrico y uno gasolina desde el punto de vista del usuario, ambos tienen un motor y una lugar en el que almacenan la fuente de energía, que en unos es el depósito de combustible y en otros la batería.

En este punto es clave saber que la batería, en lugar de llenarse con litros de carburante se llena con kilovatios, una cantidad que estará determinada por la capacidad de la misma y a una velocidad de carga que depende del cargador y del coche.

La velocidad marca el precio

Otro de los conceptos que hay que tener claro es que la electricidad no es gratis, en este caso se paga y mucho, aunque aquí el precio lo va a marcar la velocidad de recarga de la batería.

Así, cuanto más rápido sea un poste de recarga más caro será el kilovatio. Al final hay que tener en cuenta que en carretera todos los conductores quieren parar el menor tiempo posible, por ello pagan por cargar a mayor velocidad.

La velocidad a la que puede cargar un coche depende tanto del coche, en función del tipo de cargador que monta, como del propio poste de carga y la potencia que es capaz de ‘surtir’. Aquí habría dos grandes tipos: los de corriente alterna y los de corriente continua.

• La corriente alterna es la habitual en los domicilios, en este caso la carga completa de un coche puede durar entre 20 y 30 horas, pues a 2 kilovatios hora no es difícil saber lo que tarda en llenarse una batería de 60 kWh. También hay intermedios de 7 u 11 kilovatios hora.

• La corriente continua es la que se usa normalmente en cargadores de carretera, con velocidades de carga que pueden llegar a los 350 kilovatios por hora, en este caso el incremento del precio es exponencial, pues un cargador de estas características puede ‘repostar’ nuestro coche en 20 minutos, siempre que el coche admita esa velocidad de carga tan brutal. Por seguir con el símil sería como llenar el depósito de un coche con la manguera de un avión.

En el caso de cargas rápidas y semi rápidas (por debajo de 100 kilovatios hora) podemos hablar de tiempos de recargar entre una hora y 20 minutos, nadie suele estar más de una hora en un poste de carretera, entre otras cosas porque lo que se suele hacerse son pequeñas recargas de 20 ó 30 minutos durante todo el camino.

Cargar rápido es malo

Por último conviene saber que en este caso cada operadora fija su precio para la recarga con una horquilla en carretera que puede ir de los 0,30 kWh a los 0,70 kWh, lo que significa que cargar una batería de 60 kilovatios nos puede costar entre 18 y 42 euros.

En ningún caso gratis, un concepto que sí puede existir en el caso de la carga doméstica, si disponemos de placas solares o con planes exclusivos para coche que son casi gratis, pero a cambio de períodos de recarga eternos.

Es cierto que estas tarifas pueden bajar de manera importante si nos suscribimos a los programas de pago, que suelen costar entre 10 y 15 euros al mes y reducen mucho el precio del kilovatio hora. Conviene saber también que no hay que abusar de las cargas rápidas, pues deterioran la batería.