Bruselas autoriza el uso de combustibles sintéticos que permiten seguir conduciendo coches de combustión

Hace ya meses que la Unión Europea había cambiado su discurso hacia los motores gasolina y diésel, lo que en un principio era una prohibición taxativa de la comercialización de este tipo de propulsores se ha convertido en una prohibición con muchos matices.

Pero la confirmación oficial de su cambio de planes ha llegado esta misma semana cuando en paralelo a la aprobación de la Euro 7 light que limita las emisiones de microplásticos de neumáticos y ferodos, la UE ha decidido dar la bienvenida oficialmente a los combustibles sintéticos.

Cambio de planes

Curiosamente la UE no ha dado vía legal a estos carburantes hablando de los coches, sino que lo ha hecho en el nuevo Reglamento para el transporte pesado que limita mucho las emisiones de los camiones, pues les obliga a reducir un 45 % sus emisiones de CO2 en 2030 un 65 % en 2035 y un 90 % en 2040.

Bruselas mantiene la cláusula que prohíbe la venta de vehículos de gasóleo pero abre la vía de los combustibles sintéticos (e-fuels) al permitir la venta y utilización de los vehículos pesados que usen este carburante.

Autorización definitiva

Esta declaración supone una autorización definitiva para que los vehículos con motor de combustión sigan en circulación sine die, siempre que estén movidos por combustibles neutros en emisiones.

Este tipo de combustibles de laboratorio por el momento se fabrican en una sola factoría ubicada en Chile y financiada por un consorcio liderado por Porsche, a día de hoy ya salen miles de litros de sus instalaciones que Porsche usa incluso en competición, aunque la realidad es que se trata de una producción residual que no sería capaz de satisfacer la demanda existente actualmente.

Adicionalmente el precio de venta en estación de servicio de este combustible sería disparatado, pues estaría por encima de los cinco euros por litro.

La polemica está servida

Se abre ahora la polémica respecto a otro tipo de combustibles que también pueden certificar cero emisiones. En este caso nos referimos a las últimas familias de ecocombustibles fabricados por petroleras como Repsol o Cepsa, aunque no podemos hablar de combustibles cero emisiones todavía, lo serán en sólo un par de años.

Se trata de biocombustibles de segunda generación producidos a partir de residuos como aceite usado o excedentes agrícolas y restos orgánicos en general que ya comercializan las petroleras. Si se aplica el criterio de las cero emisiones por encima del origen, estos combustibles serán válidos sin la menor duda.

A día de hoy Repsol ya los comercializa en casi un centenar de estaciones de servicio al mismo precio de los combustibles premium y sus refinerías ya están produciendo miles de litros cada día.