Bruselas mantiene las fechas para la desaparición de los motores de combustión
La Comisión Europea abre la puerta, sin embargo, a que los electrocombustibles tengan un papel en esta legislatura
El sector del motor confiaba en una posible tregua para los motores de combustión en el segundo mandato de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea, pero finalmente no existirá. Bruselas mantiene su idea de poner fin a las ventas de vehículos de combustión en 2035, aunque sí tendrán un papel diferencial los electrocombustibles.
«Tenemos que crear predictibilidad para inversores, fabricantes y por supuesto para los clientes. Llegar ahí requerirá un enfoque de neutralidad tecnológica en el que los combustibles creados mediante energía eléctrica tienen que desempeñar un papel», señaló la presidenta reelecta en la que fue, curiosamente, su primera declaración tras recibir la aprobación del Parlamento Europeo.
Es un tema que llevaba tratando tiempo con su equipo y con los diversos grupos políticos, por lo que Von der Leyen se limitó a leer la respuesta que tenía escrita, intuyendo una posible cuestión en este sentido. Reafirmó su compromiso con la tecnología de los combustibles sintéticos y dejó claro que no habría ningún tipo de movimiento con respecto a las ventas de motores de combustión.
El año 2035 es la cita fijada por la Comisión Europea para que este tipo de vehículos desaparezcan del mercado y las marcas tengan que dejar de venderlos. Los que lo hayan adquirido previamente, tendrán hasta 2050 para renovar su parque móvil, ya que a partir de entonces no podrán circular por las carreteras de ninguno de los Estados miembros de la Unión Europea.
No obstante, la presidenta de la Comisión se mostró abierta a que existan «enmiendas» que incluyan los vehículos que circulen con electrocombustibles. El problema es que este tipo de combustible no tiene viabilidad comercial a día de hoy. Se producen mediante electrólisis de electricidad de origen renovable y añadiendo carbono previamente capturado de otras emisiones. De esa forma, se puede crear un hidrocarburo que solo emitiría CO2 previamente capturado sin añadir emisiones netas.
El inconveniente es que solo hay una fábrica que los desarrolle y por eso algunos grupos políticos han solicitado mayor apoyo a esta tecnología que permitiría seguir utilizando vehículos de combustión. Cuando se acordó la legislación en 2022, los liberales alemanes impusieron como condición una mayor inversión con los combustibles sintéticos y Bruselas se comprometió a revisarlo en 2026. En ese momento no era un escenario demasiado realista, pero dentro de dos años podría haber cambiado la situación. Lo que está claro es que la Comisión se mantiene firme en su idea de erradicar los vehículos que emitan CO2 y que dentro de 11 años ya no se podrán comprar.