Estos son los nuevos coches muy fiables y con alma española que acaba de recibir la Guardia Civil

En paralelo a la entrega de decenas de vehículos híbridos y eléctricos, la Guardia Civil sigue recibiendo coches tradicionales con motor de combustión que son imprescindibles en sus labores cotidianas.

Tal y como han expresado en numerosas ocasiones agentes del cuerpo y agrupaciones de defensa de sus derechos, los coches híbridos y eléctricos están muy bien en determinados destinos, como la vigilancia de cárceles o en los aeropuertos, pero no les sirven en sus labores diaria de patrullaje por su falta de autonomía.

Los eléctricos no sirven

Hace solo unas semanas publicábamos el caso de un agente del cuerpo que abortaba una persecución al conducir un coche eléctrico, que por razones obvias es incapaz de seguir el ritmo de un coche con motor tradicional sin quedarse sin batería.

Por si esto fuera poco, un error en la licitación de los cargadores ha provocado que la mayor parte de los cuarteles españoles estén sin cargadores, pues no había partida presupuestaria para comprar cable de alta capacidad. Lo que obliga a los agentes a cargar en cargadores públicos.

No tienen cargadores

Afortunadamente miembros del Cuerpo informan de la entrega de una flota de coches muy españoles, se trata de casi un centenar de Seat Ateca.

Es cierto que se trata de un coche que no está fabricado en España, sino en la República Checa, pero los beneficios sí van a la cuenta de resultados de la marca española, que pese ser propiedad del Grupo VW mantiene una factoría a pleno rendimiento en Martorell de donde salen tanto vehículos Cupra como Seat y en la que trabajan miles de españoles.

En este caso aplaudimos la compra de unos vehículos excepcionales tanto por su fiabilidad, pues llevan en el mercado desde 2016 y son a prueba de 'bombas', como por un motor gasolina o diésel con 150 caballos.

Se trata de motores lo suficientemente potentes como para asegurar su trabajo, pues aceleran de 0 a 100 kilómetros/ hora en 6,6 y 5,3 segundos respectivamente, con un consumo extraordinario en el caso de los diésel y un precio de venta razonable que va de los 31.000 euros a los 43.000 euros.

Todo ello sin problemas de espacio en el maletero, tal y como ocurrió con una reciente flota que obliga a los agentes a guardar el utillaje de servicio en los asientos traseros, pues no caben en el maletero, con el peligro que implica.