Los concesionarios de coches nuevos serán los más afectados por la medida

Electrificación

Las multas de Bruselas a las marcas por no vender eléctricos dispararán el precio de los coches unos 2.000 euros

El año que viene los fabricantes se van a ver obligados a hacer frente a unas multas millonarias por no vender suficientes coches eléctricos

Cuando Bruselas planteó la electrificación del automóvil hace ya casi cinco años pensó en un escenario de ayudas que afectaban tanto a los fabricantes para la puesta en funcionamiento de fábricas de coches eléctricos como a los compradores, que podrían ahorrarse entre 5.000 y 10.000 euros por coche en función del país.

En paralelo y para evitar que algún fabricante quedara rezagado en el proceso de la electrificación optó por un complejo sistema de multas ligado a las emisiones contaminantes de sus ventas.

El precio de las multas

Simplificando muchísimo su funcionamiento, este sistema tiene en cuenta las emisiones de las ventas completas de los fabricantes, es decir si vende muchos coches de gasolina su media de emisiones crecerá y deberán hacer frente a multas millonarias.

La única forma de bajar emisiones es vender más eléctricos

En este caso y con la evolución de los motores de combustión casi congelada, la única manera de bajar emisiones que encuentran los fabricantes es incrementar las venas de coches eléctricos e híbridos enchufables, justo lo contrario de lo que está pasado, pues la cuota de mercado de los vehículos eléctricos no sólo no ha crecido este año sino que está cayendo.

¿Como evitar las multas?

La media de emisiones que deben cumplir los fabricantes va bajando año tras año, los 115,1 gramos por kilómetro vigentes en la actualidad van a bajar en 2025 hasta los 93,6 gramos de CO2. Un objetivo muy difícil de cumplir si tenemos en cuenta que actualmente se encuentran por encima de los 100 gramos de CO2 en la actualidad.

El proceso culmina en 2035, cuando los fabricantes tendrán que cumplir con un límite de emisiones cero, lo que significa que no podrán vender nada más que coches eléctricos.

Los fabricantes que no lleguen a esta cifra van a tener que pagar 95 euros por cada gramo que lo superen y multiplicado además por el número de coches que han vendido ese año. Para hacernos una idea, en el caso de Hyundai que vende 600.000 coches en Europa, cada gramo extra les cuesta 50 millones de euros. Es lo que ha sido conocido como la normativa CAFÉ.

La electrificación ha disparado el precio de los coches nuevos y la demanda se ha desplomado

Ante este panorama varios fabricantes a título individual y la propia la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) han solicitado ya a Europa una moratoria de dos años en la puesta en funcionamiento de estas fechas, con excepción de Stellantis, que no forma parte de ACE, pues su máximo responsable, Carlos Tavares, ha recordado que las fechas están para cumplirlas, pues su grupo ha hecho los deberes y espera cumplir con la tasa exigida en 2025.

20.000 millones en multas

En función de la fuente las estimaciones hablan de unas multas entre 15.000 y 20.000 millones de euros a repartir entre todos los fabricantes, lo que supone que según se incluye en unas predicciones de Repsol, el Grupo Volkswagen tendría que hacer frente a más de 8.800 millones de euros, unos 2.600 euros por coche, Stellantis a 2.600 millones de euros, unos 1.200 euros por coche, Renault-Nissan a 2.100 millones de euros, unos 1.300 euros por coche, Ford a 1.400 millones de euros, unos 1.200 euros por coche.

Las elecciones europeas de junio no han cambiado los planes respecto al automóvil

La situación obligaría a los fabricantes a vender un 20 % de coches eléctricos en 2025 para cumplir con la media de emisiones, algo que no va a ocurrir, por lo que se avecina sanciones millonarias que en algunos casos acabarán pagando los compradores. en el caso de España las ventas de eléctricos no llegan al 5 % hoy.

Tal y como suele ocurrir al final será el comprador quién acabe pagando el pato, pues los coches que puedan asumir este sobrecoste terminarán por subir y los que no tendrán que desaparecer, como ya ha ocurrido con mitos como el Ford Fiesta o el VW Polo.