Planta de Seat en Martorell, Barcelona

Electrificación

Vox pide oficialmente a Bruselas que no prohíba los coches gasolina y diésel

La industria del automóvil comunitaria tiene un pie en el abismo a causa de la electrificación, lo que afecta especialmente a España al ser el segundo productor de coches de la Unión Europea

A finales de 2023 y con la amenaza germana de no firmar el acuerdo, Bruselas lograba sacar adelante el Reglamento 2023/85 referente al automóvil y las emisiones de CO2. Los puntos clave del mismo hacen referencia a la prohibición a la venta de coches de combustión en 2035 y a su utilización en 2050.

Esto quiere decir que en ningún concesionario europeo puede haber un solo coche gasolina o diésel a partir del 1 de enero de 2035 y que ningún coche movido por carburantes fósiles podrá circular en territorio europeo más allá del 1 de enero de 2050.

Hacia la autodestrucción

Unas cláusulas que tácitamente suponían la reinvención del automóvil tal y como lo conocíamos y lo encaminaba hacia su completa electrificación, pues a día de hoy no existe ninguna otra alternativa válida más allá de los coches eléctricos.

Europa ha desmontado el automóvil sin una alternativa válida

Las negociaciones con Alemania fueron extremadamente duras, pues se negaba a su aprobación si no se dejaba abierta la puerta de los combustible sintéticos (e-fuels), no confundir con los combustibles renovables.

Ningunea el automóvil

Este Reglamento ninguneaba a la industria automovilística europea, líder mundial en aquel momento en todo el mundo gracias a los motores gasolina y diésel.

Suponía que los fabricantes europeos perderían su ventaja competitiva frente a otros países basada precisamente en estos motores y quedaba en manos de la industria china, la gran experta mundial en coches eléctricos además de propietaria de la mayor parte de las reservas mundiales de litio y minerales raros necesarios para la fabricación de las baterías.

China no va a ceder su supremacía en materia de baterías

Este Reglamente ha llevado a la industria europea hacia un «riesgo existencial», tal y como declaró recientemente el presidente de Ford tras ver los coches eléctricos que ya se venden en China por menos de 10.000 euros y con 500 kilómetros de autonomía. A ese precio es materialmente imposible fabricar en Europa.

Tal y como se refleja en la carta que la delegación europea de Vox ha enviado a Úrsula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, este Reglamento deja a la deriva la industria del automóvil del Viejo Continente, de la que dependen a día de hoy millones de puestos de trabajo en territorio comunitario.

Camino del abismo

Vox habla en la misiva de marcas como Mercedes, Renault, Ford o Volkswagen que ya han anunciado un paso atras en su proceso de electrificación y una prórroga de sus propulsores gasolina y diésel, pues a día de hoy en Europa el porcentaje de ventas de coches eléctricos es tan bajo que la electrificación sería impensable.

Europa quedaría a merced de China en materia de coches eléctricos

Vox pide a Von Der Leyen «una revisión de los objetivos originales para adecuarlos a la realidad del mercado y a la voluntad de los ciudadanos de poder seguir teniendo la posibilidad de adquirir vehículos a combustión más allá de 2035»

El equipo que lidera Jorge Buxadé en Bruselas solicita a la presidenta del Parlamento europeo que revise la posición en materia de emisiones y sobre todo la prohibición de comprar vehículos de gasolina más allá de 2035.