Trump tiene que disfrutar de los coches desde el asiento trasero o el del acompañante

Curioso

La razón por la que Trump no podrá volver a conducir un coche nunca más

Algunos presidentes de los Estados Unidos han sido verdaderos aficionados a los automóviles, como Joe Biden o el propio Donald Trump

Donald Trump ha vuelto a hacer lo que hace solo 4 años parecía imposible, volver a ser elegido de los Estados Unidos. Estas elecciones abren un período de incertidumbre para el país más poderoso del mundo, en cuyas manos quedan desafíos como tratar de lograr el fin de conflictos como el que mantienen Rusia y Ucrania o Israel y Palestina.

En otro orden de cosas menos trascendentes, esta decisión podía ser el espaldarazo definitivo al coche eléctrico en todo el mundo, pues no olvidemos que Elon Musk, el que es propietario y fundador de Tesla es uno de los mayores valores con los que ha contado Trump en la campaña, al que ha apoyado financieramente y en todos los aspectos.

Musk de consejero

En este caso y aunque resulte curioso, Donald Trump no puede ponerse al volante de un automóvil desde que fue presidente en su primera legislatura.

Obama al volante, pero de un simulador

Se trata de una limitación, una norma de obligado cumplimiento que el equipo de seguridad de la Casa Blanca creó obligatoriamente hace décadas para los presidentes de los Estados Unidos, que no pueden ponerse al volante de un automóvil ni mientras es presidente ni cuando lo haya dejado.

Nunca más...

Cualquier presidente o expresidente debe ser llevado siempre por personal de seguridad de su equipo, incluyendo un chófer profesional experto en conducción deportiva, agresiva y en tácticas de escape, además de que debe conocer a la perfección los vehículos destinados al uso del presidente.

Biden al volante de uno de su Corvette para un programa de televisión

Se trata de una norma que Biden se saltó en alguna ocasión, cuando en un programa junto a Jay Leno´s se dejó fotografiar al volante de uno de sus míticos Chevrolet Corvette, lo que sentó muy mal dentro de su equipo de seguridad, y eso que estaba en una zona restringida de una de sus residencias privadas.

Se trata de una prohibición que afecta tanto a los presidentes como a los vicepresidentes, que deben renunciar a ponerse al volante de cualquier vehículo a motor para siempre.