El descuido de muchos conductores que hace que sea mucho más sencillo pinchar una rueda

Pese a que es el único punto de contacto entre el vehículo y el suelo, no son pocos los conductores que apenas prestan atención a los neumáticos. Esas gomas negras redondas de las que tan solo nos acordamos cuando tenemos que cambiarlas por su precio desorbitado.

La realidad es que como mínimo una vez al mes deberíamos revisar la presión de los mismos, así como su estado, para lo cual basta con mirar la profundidad del dibujo y recordar que la DGT obliga a que tenga un mínimo de 1,6 milímetros, y que no haya rajas ni ‘huevos’ en la goma.

Profundidad mínima

Aunque parezca una bobada, la correcta presión es clave para los neumáticos, de eso dependen muchos más elementos de lo que parecen. Si circulamos con la presión baja o alta vamos a tener problemas que afectan desde el comportamiento del coche a la propia mecánica.

Debemos tener en cuenta que cuando la presión no es la adecuada el neumático no pisa bien sobre el asfalto, si es muy alta solo roza el suelo la parte central y si es baja solo los laterales, lo que provoca desgastes prematuros en estas zonas y que el coche no vaya como debería.

Esto puede provocar que el vehículo sea más torpe de reacciones de lo previsto o demasiado ágil, lo que puede generar riesgo de accidentes.

Pinchazos más fáciles

Por si todo esto fuera poco, también nos jugamos que pinchemos o desllantemos con mayor facilidad. Conviene saber que tanto la presión baja como alta puede provocar que tengamos un pinchazo con mucha más facilidad.

Para llevar bien la presión en los neumáticos debemos mirar las instrucciones del vehículo, que nos indican la presión correcta, esta información suele estar también en una pegatina que hay en el marco de la puerta del conductor o en la tapa del depósito de combustible.