El membrillo, una fruta no muy conocida

Práctico

Un membrillo dentro del coche, el truco de pueblo con el que flipan los conductores

Esta fruta amarillenta tiene más aplicaciones además de servir como base de uno de los postres más deliciosos que existen

En las ciudades es habitual pensar que hay muy poco que aprender de los pueblos, donde la sencillez de su vida en ocasiones se confunde con la simplicidad. Pero nada más lejos de la realidad.

En este caso hay un truco extremadamente útil pero muy poco conocido que viene directamente de los pueblos, un consejo tan efectivo que quienes lo prueban suelen repetir por lo bien que funciona. En este caso consiste en poner un membrillo dentro del coche, de hecho bastan sólo unas horas para descubrir los efectos que esta fruta produce en el habitáculo.

Bastan unas horas

Procedente del sudoeste de Asia, donde se cultiva en países como Irán o Turquía, el membrillo es una de las frutas más aromáticas que existe que también se da muy bien en España. Aquí su cosecha se inicia a finales de septiembre y dura hasta febrero.

El membrillo se parece mucho a la manzana

Se trata de una fruta emparentada con la manzana pero más dura, por lo que habitualmente se usa para hacer el llamado dulce de membrillo, una especie de crema deliciosa que se come habitualmente de postre aunque también vale para acompañar quesos.

Más allá del dulce

Volviendo al tema inicial, si introducimos uno o dos membrillos en un automóvil y simplemente nos olvidamos de ellos, tendremos el mejor ambientador que existe. Una fragancia natural y muy suave que además de anular malos olores genera un entorno muy agradable.

El membrillo, una fruta dulce habitual en España que da origen al dulce

Un truco muy poco conocido en las ciudades pero sí en el ámbito rural, donde es extremadamente habitual que se haga. De hecho cuando el coche está aparcado al sol el membrillo huele incluso más.

De esta manera tendremos un ambientador barato y natural y nos permitirá tirar todos los ambientadores químicos que se usan y terminan por llenar el coche con una fragancia artificial nada agradable que puede incluso llegar a marear a los ocupantes.