Los portamatrículas son habituales en muchos coches

Práctico

El motivo por el que nunca debes fiarte de los coches que no llevan portamatrícula

Este soporte publicitario es cada vez más habitual en los coches, pues suelen colocarlo en los concesionarios o en los talleres al hacer la revisión

Hace solo unos días que la DGT confirmó que la presión sobre los conductores en la carretera iba a volver a crecer con mayor número de radares y con más patrullas en las autopistas, las vías en las que más se incrementa la siniestralidad de acuerdo con los datos de 2024 presentados por el organismo.

Absolutamente, nadie está libre de cometer una infracción al volante, desde un exceso de velocidad por un simple descuido hasta agacharse a coger el móvil con la mano porque se nos ha caído al suelo en una curva.

Infracciones comunes

En este caso es habitual que exista cierta psicosis u obsesión entre los conductores, pues en ocasiones creen ver coches patrulla camuflados o radares móviles en cualquier sitio.

Los coches camuflados nunca llevan el portamatrículas y menos con propaganda

Existe un truco muy práctico que sirve para descartar que un vehículo sea un radar móvil o un coche camuflado de la DGT. Para ello hay que fijarse en la pieza de la matrícula que popularmente es conocido como el babero. Con este nombre se designa a la pieza de plástico que sirve de soporte para la matrícula, también llamado portaplacas.

Atención al portaplacas

Esta pieza habitualmente lleva publicidad que suele ser del concesionario que ha vendido el coche, pues incluye el nombre del mismo, la web y el teléfono. Lógicamente, ni los coches camuflados ni los patrulla de la Guardia Civil de Tráfico llevan puesto este distintivo, pues no pueden ir haciendo propaganda por la calle. Es exactamente lo mismo que ocurre con los coches oficiales, que no hacen uso de este elemento.

Así de simple es el portamatrículas

Es habitual que los conductores quiten esta pieza de los vehículos, por un lado, no quieren hacer publicidad gratuita por la calle y por otro puede dar pistas para que nos rompan el coche si vamos a una ciudad en la que no somos bien recibidos, como por ejemplo cuando antiguamente se rayaban los coches matrícula de Madrid en Barcelona y al revés.