Peajes de carretera e impuestazo al diésel: Bruselas quiere que conducir sea un lujo al alcance de unos pocos

Si hace solo unas semanas Bruselas recordaba a España, entre otros países europeos, que aún no han cumplido con la puesta en funcionamiento de los peajes de carretera en autopista, hace solo unas horas que ha hecho lo propio con la subida del litro de gasóleo, en virtud de la cual los conductores deberían estar pagando ya 11 céntimos más.

Hace ya dos años que el Gobierno de Pedro Sánchez firmaba con Bruselas una reforma fiscal vinculante que incluía medidas no negociables como los peajes o la subida del diésel para recibir las millonarias ayudas comprendidas dentro de los fondos Next Generation.

Papá Bruselas

El problema del PSOE es que pese a haber incluido ambas partidas dentro de la reforma fiscal presentada por María Jesús Montero, es incapaz de sacarlas adelante en el Congreso, donde solo ha logrado que sus socios parlamentarios aprueben algunas partidas de la misma.

De hecho, ahora es Europa quien liga el pago de la quinta parte de las ayudas, nada menos que 25.000 euros, a la eliminación de las bonificaciones fiscales al diésel, lo que supondría que cada litro de este combustible pasara a costar 11 céntimos más.

El problema es que la medida no ha sido aprobada por sus socios comunistas de Sumar, que consideran que perjudicaría a las rentas más bajas, que son los conductores que todavía utilizan habitualmente coches diésel.

Sin apoyo comunista

Pese a que desde Hacienda han preparado un paquete muy complejo de escenarios en los que las ayudas al gasóleo volverían a estar vigentes, la solución no convence al partido de izquierdas, que ha pedido como condición sine qua non para su aprobación la puesta en funcionamiento del impuesto a las energéticas.

Esto último ha sido rechazado ya en varias ocasiones por los socios de Gobierno del PSOE de Junts y ERC, lo que vuelve a hacer imposible la aprobación de este impuestazo que de ser por el PSOE estaría ya en funcionamiento desde hace tiempo.

Respecto a los peajes de carretera, el Gobierno trata de maquillar el hecho de no haberlos puesto en funcionamiento con un sistema de pago que asumirán los vehículos pesados, teóricamente más contaminantes, pero que tampoco termina de entrar en vigor por la fuerte oposición del sector.

Conviene tener claro que si hubiera sido por el PSOE ya habrían vendido a Bruselas la piel de los automovilistas, pero la caprichosa aritmética parlamentaria ha provocado que le haya resultado materialmente imposible hasta el punto de poner en riesgo el quinto pago de las subvenciones Next Generation.