Imagen tomada desde un radar térmico

Práctico

Así controlará la DGT que los conductores no vayan solos en el coche

Estos sistemas son extremadamente eficaces y ya se usan en otros países de Europa con total eficacia

Hace sólo unas semanas que el propio Pere Navarro realizaba unas declaraciones que han tenido gran relevancia en las que anticipaba algo así como que los conductores en las ciudades iban a tener que acostumbrarse a no ir solos en el coche.

Entonces los medios tomaron sus declaraciones como un anticipo de lo que estaba por venir en lo referente al tráfico urbano, que no es otra cosa que no se iba a permitir circular a los coches con un solo ocupante.

Ya se aplica

Aunque parezca una medida nueva, esto ya se aplica en los carriles VAO de Madrid y otras ciudades, por ejemplo, en los que tan sólo se puede circular con coches eléctricos o con coches con dos o más ocupantes.

La picaresca de los conductores no tiene límites

La cuestión que se plantean muchos es cómo es posible controlar las personas que van dentro de un coche; pues bien, aunque parezca mentira en Francia hace dos años que pusieron en funcionamiento un método extremadamente eficaz.

El método que no falla

Se trata de unas cámaras térmicas que miden los focos de calor en el interior de los automóviles, de esta manera lo que consigue es determinar el número de personas que van dentro.

Imagen de las cámaras térmicas en funcionamiento en Francia

Es un sistema además de sencillo resulta extremadamente eficaz, pues es capaz de medir la ocupación en tiempo real y sin posibilidad de error.

Es cierto que existen alternativas como cámaras que enfocadas al habitáculo son capaces de contar el número de ocupantes, pero el problema es que tal y como ya se ha visto algunos ocupantes las engañan usando maniquíes o directamente poniendo una careta sobre el reposacabezas del acompañante y una camiseta al respaldo.

Esta es la imagen que captan las cámaras de los vehículos

En definitiva, un procedimiento mucho más sencillo de lo que parece y que si todo sigue su curso terminará por llegar a las ciudades españolas, pues tampoco es excesivamente caro y se amortizaría con las propias multas.