El ford Fiesta comenzó a fabricarse en Valencia en 1976

Industria

Un exdirectivo de Ford lamenta que Europa les obligara a matar el Fiesta

La situación del automóvil en Europa ha obligado a los fabricantes a tomar decisiones cambiantes de las que se arrepienten en algunos casos

Los planes de electrificación planteados por Bruselas así como la reducción de emisiones contaminantes le costaron la vida a uno de los modelos más importantes de la historia de Ford, un vehículo muy español del que vivieron miles de familias en Valencia durante décadas, pues se fabricaba en la planta de la marca en Almussafes desde 1976.

Decisión precipitada o no, hace dos años que la firma del óvalo decidió cargarse este modelo ante la imposibilidad de repercutir el incremento de precio que suponía hacerle cumplir con los límites de emisiones impuestos por Bruselas.

Las normas de Bruselas

Hay que tener en cuenta que los modelos de mayor tamaño pueden asumir mejor el aumento de precio por la carga tecnológica necesaria para cumplir con las nuevas normativas de emisiones que plantea la UE para los próximos años. Pero en el caso de los pequeños es realmente complicado.

El Fiesta dice adiós siete generaciones y 12 millones de coches después

En palabras de Gunnar Herrmann, exdirector de Ford en Alemania, el inmovilismo de Europa está detrás de decisiones de este tipo.

2.000 millones a la basura

En su opinión la electrificación y la reducción de emisiones están detrás del fin de vida del Fiesta, una decisión que supuso tirar a la basura 2.000 millones de euros en inversiones y pasar a producir unos eléctricos que a día de hoy no son realidad porque no se venden.

En palabras del propio Gunnar, «El Fiesta podría haber durado un poco más, como algunos han exigido...», puntualizando además que la planta de Colonia tiene una capacidad de producción de 250.000 vehículos al año, suficientes para hacer frente a la demanda europea del resto de modelos del catálogo de Ford.

Dejar de vender el fiesta para producir modelos eléctricos que no se venden como el Explorer

Más allá de la electrificación, las normas medioambientales que contemplan que las emisiones medias de las gamas vendidas en Europa no superen los 93,6 gramos por kilómetro va a suponer que los fabricantes más pequeños se enfrenten a multas de dos dígitos, mientras que en casos concretos como VW podrían superar los 250 millones de euros.

Problemas añadidos

Por último el ejecutivo anticipa que la movilidad eléctrica no va a ser rentable en Europa hasta 2027, siempre que sean capaces de hacer rentables las nuevas y carísimas estructuras de producción que han tenido que desarrollar para la producción de eléctricos.

Sin dejar de lado el problema de la mano de obra, pues la transformación necesaria de los trabajadores y su nueva capacitación laboral es otra de las grandes incógnitas de un sector en el que sobrará mano de obra, pues la fabricación de eléctricos necesita menos personal.