La versión T8 híbrida enchufable ofrece 71 kilómetros de autonomía

Volvo XC90  El nuevo SUV que cambia para seguir siendo la opción premium más racional del mercado

Hay modelos capaces de marcar una época dentro de la historia de un fabricante, es el caso del XC90, un coche que introdujo de lleno a Volvo en la era digital y ahora se actualiza

Corría el año 2001 cuando la fiebre SUV hizo que Volkswagen, Porsche y Volvo comercializaran simultáneamente un todoterreno ligero de altas prestaciones posicionados en la categoría premium.

La primera generación de estos tres modelos supuso una auténtica revolución en el segmento, con unas ventas que ni ellos mismos esperaban. En este caso el Porsche hizo valer la baza de la deportividad, mientras que Volkswagen ofrecía las mejores capacidades off road sobre el papel y el Volvo se convertía en las versión más equilibrada.

Triada premium

23 años después y pese a que todo indicaba que Volvo estaría ya casi plenamente electrificada, la marca sueca pone en el mercado una actualización de la segunda generación del modelo, que fue lanzado al mercado en 2015.

La parte trasera cambia menos que la frontal

Cada una de las dos generaciones del XC90 supusieron hitos muy importantes para Volvo, esos modelos capaces de cambiar el rumbo y la imagen de una compañía tanto por la calidad del producto como por la tecnología, la estética y la aceptación del mercado.

Mucho futuro por delante

En este caso el XC90 fue el primer modelo desarrollado por la marca tras la compra por el grupo chino Geely y como tal ha sido capaz de mantenerse vivo hasta el momento y ha integrado a la perfección este restyling que pone al día su estética y su gama comercial.

El XC90 mantiene una configuración interior de siete plazas

En materia de imagen el nuevo frontal recibe faros rediseñados de menor tamaño con el tradicional martillo de Thor, a lo que se suman nuevos paragolpes y una parrilla en la que cambia la estética, con una nueva imagen poligonal de barrotes que puede ser de color plata o negro.

Más allá de esto los cambios estéticos de la carrocería son mínimos, aunque dentro sí son más llamativos. Se mantiene una única versión de siete plazas con un maletero de 700 litros.

Más tecnológico

Al volante un diseño muy sencillo y elegante se combina con materiales de alta calidad y de una nueva pantalla de 12 pulgadas que cobra más protagonismo aún si cabe. De hecho ha dejado de estar integrada en el salpicadero y ahora es de tipo flotante.

Nuevo interior con la pantalla flotanteDAVID SHEPHERD

Se mejora también el funcionamiento de la multimedia y del software en general, que sigue estando movido por Google pero ahora es más sencillo e intuitivo si cabe.

En materia mecánica apenas cambia algo, con dos opciones de suspensión, tradicional o neumática que nos permite variar la altura de la carrocería y permite variar la dureza.

Se siente ligero

Al igual que ocurría con la primera generación al volante sorprende que se trata de un vehículo más ligero y ágil de lo que cabe pensar. En ciudad pese a rozar los 5 metros es más ágil de lo que parece mientras que en ciudad es un verdadero señor de la carretera.

En carretera es difícil encontrar algo más cómodo que una XC90

La prioridad en este modelo es cuidar siempre de la comodidad de los ocupantes, todo ello sin caer en rebotes e inclinaciones de carrocería, al igual que ocurría en la primera generación del modelo.

Como ya anunció la firma desaparecen las versiones diésel, una pena, y la gama queda compuesta por dos versiones, una híbrida no enchufable de 250 caballos y otra enchufable con 71 kilómetros de autonomía 100 % eléctrica y 455 caballos con un precio de 81.000 euros y 91.000 euros en función de la versión elegida.

Así va el XC90

A nuestro parecer y tras haber conducido ambas la opción de acceso resulta más que suficiente para las necesidades reales al volante, pues incluso cargados no echamos de menos más potencia gracias a la asistencia eléctrica en aceleraciones y en modo inercia. A día de hoy una compra segura.