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Angela Lansbury (1925-2022)  La última antidiva del Hollywood clásico

Tres nominaciones al Oscar, seis Globos de Oro, cinco premios Tony, el Oscar honorífico... Angela Lansbury era mucho más que la Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen

Nació el 16 de octubre de 1925 en Londres (Reino Unido) y falleció el 11 de octubre de 2022 en Los Ángeles (Estados Unidos)

Angela Brigid Lansbury

Con su primera película, 'Luz que agoniza', recibió la primera de sus tres nominaciones al Oscar. Era el inicio de una brillante carrera en el cine, el teatro y la televisión que abarcó siete décadas.

«He sido actriz, no una cara bonita». Ahora que nos ha dejado, a cinco días de cumplir 97 años, la frase de Angela Lansbury suena aún más a epitafio. Ella era la primera en saber que, a diferencia de otras actrices del viejo Hollywood, su rostro no entraba por los ojos. Y eso que los suyos eran grandes. Angela Lansbury supo convertir algo que jugaba en su contra en un estímulo. Como cuando perdió a su padre cuando ella solo tenía nueve años. O cuando, a los 15, dejó su Londres natal por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial para instalarse junto a su madre en Estados Unidos.

Cuatro años después, con 19, le llega su primera oportunidad en el cine. George Cukor la dirige junto a Ingrid Bergman, Charles Boyer y Joseph Cotten en Luz que agoniza. La chica de los ojos grandes, en su primer papel, recibe una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto. No sería la última. La joven Angela Lansbury había comenzado fuerte su carrera como actriz sin imaginar que se prolongaría a lo largo de siete décadas. En ese mismo año de Luz que agoniza, 1944, aparece en Fuego de juventud, con Mickey Rooney y Elizabeth Taylor como protagonistas. Y un año después, en El retrato de Dorian Gray. Es solo su segundo año y Angela Lansbury consigue su segunda nominación al Oscar. Como actriz de reparto, igual que la anterior e igual que la siguiente, ya en 1963, por El mensajero del miedo. Las tres, sin éxito.

En 1945, el mismo año de producción de El retrato de Dorian Gray, Lansbury se casa con Richard Cromwell. Que el matrimonio se rompiese al año siguiente resulta extraño, pero no tanto como el motivo de la ruptura: el hombre con el que se casó era gay. En 1949, la actriz contrae matrimonio por segunda vez. Ahora sí que la unión es para siempre hasta la muerte de Peter Shaw en 2003. Con él tuvo dos hijos y, con ellos, un sinfín de problemas: desde los derivados del consumo de drogas de los dos hermanos hasta su relación con la secta de Charles Manson. Los hijos terminaron por superar sus adicciones gracias, en gran parte, al sacrificio de sus padres, que optaron por instalarse en Irlanda.

Lansbury se refugió en el teatro. Después de su fulgurante inicio en el cine –a los títulos antes citados hay que sumar otros de finales de los años 40 como La vida privada de Bel Ami, Los tres mosqueteros y Sansón y Dalila– y de su contrato con la Metro, las tablas fueron ganando terreno a la gran pantalla. Aun así, casi siempre en papeles secundarios, Lansbury interviene en filmes como El largo y cálido verano, La historia más grande jamás contada y una de sus cintas que recordamos con más cariño: La bruja novata (1971).

En 1978 forma parte del reparto coral de Muerte en el Nilo y dos años después da vida a Miss Marple en El espejo roto. Por entonces Angela Lansbury aún no sabe que en unos años, después de que Doris Day lo rechazase, le llegaría un caramelo como el de Jessica Fletcher, la detective de la serie de televisión Se ha escrito un crimen. El caramelo le durará 12 años, de 1984 a 1996. En realidad le durará toda la vida, hasta sus últimos papeles en El regreso de Mary Poppins, Buttons y el que deja pendiente de estreno: la secuela de Puñales por la espalda.

En 2014, la Academia de Hollywood concedió a Angela Lansbury el Oscar honorífico. Completaba así una admirable colección formada por seis Globos de Oro, cinco premios Tony, un Olivier, un Grammy. Lansbury solo dejó un misterio sin resolver: acumuló 18 nominaciones a los Emmy y no ganó ninguno. Y eso es, cuanto menos, tan extraño como que la señora Fletcher estuviese casi siempre en el mismo lugar donde se cometían los crímenes antes de dejarlos escritos.