Ivan Silayev (1930-2023)
Echó el cierre a la Unión Soviética
Fue, de facto, el último primer ministro de Gorbachov, asumiendo simultáneamente las mismas funciones en la República Socialista Federativa de Rusia
Iván Stepánovich Siláyev
Recibió una formación de ingeniero mecánico, adhirió al Partido Comunista en 1959, desarrollando toda su carrera en la industria aeronáutica, antes de convertirse en ministro del ramo en 1981, con Leonidas Brezhnev aún en el poder. Mijail Gorbachov le nombró vicepresidente de su Gobierno en 1985, antes de pasar al servicio de Boris Yeltsin. Sirvió de nuevo a Gorbachov entre agosto y diciembre de 1991.
Ivan Silayev nunca fue oficialmente el último primer ministro de la Unión Soviética. Nadie le nombró nunca para el cargo. Pero lo fue de facto gracias a que el 24 de agosto de 1991, apenas dos días después del fracaso de la intentona golpista contra Mijail Gorbachov, el consejo de ministros de la República Socialista Federativa de Rusia (RSFR) emitió un decreto mediante el cual transfería la autoridad del Gobierno central (soviético) sobre los ministerios de Economía y Comunicaciones al Gobierno de la RSFR, y tomó el control de todos los archivos del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y del KGB.
Prácticamente desprovisto de autoridad, Gorbachov estableció un grupo de cuatro hombres, encabezado por Silayev, para designar un nuevo Gobierno. Esta instancia se transformó más adelante en el Comité para la Gestión Operativa de la Economía Soviética (COMSE), también presidido por Silayev, para gestionar la economía soviética o lo que quedaba de ella. El 28 de agosto, Soviet Supremo otorgó temporalmente al COMSE la misma autoridad que al Gabinete de Ministros: Silayev era el gobernante de una Unión Soviética que se caía a pedazos.
Mucho, por lo tanto, no pudo hacer: el 18 de diciembre, Boris Yeltsin disolvía el Comse y al cabo de siete días, Gorbachov hacía lo propio con la mismísima Unión Soviética. El único legado efectivo de Silayev fue la modernización de la Fuerza Aérea, con los aviones de transporte An-124 Ruslan e Il-86, los cazas MiG-29, MiG-31, Su-27, los helicópteros Ka-26 y Mi-24, y aprobó el proyecto para la construcción del avión de transporte superpesado An-225 Mriya. También se le atribuye la creación de la estación espacial «Buran».
Ni siquiera cuando fue elegido, por su cargo en el Comse, como coordinador de los trabajos de la Comunidad de Estados Independientes, la institución que tomó fugazmente el relevo de la Unión Soviética, tuvo Silayev las manos libres. De nuevo Yeltsin se interpuso. Un fenómeno sorprendente, pues siempre fue más un hombre del presidente de Rusia, tanto en su versión soviética como postsoviética, que del artífice de la Perestroika. Fue Yeltsin quien movió todos los hilos para que fuera designado primer ministro de la RSFR en 1990; fue él también quien le mantuvo en el cargo inmediatamente después de la intentona golpista, dejando que lo compaginase con sus nuevas responsabilidades soviéticas.
Más a mediados de septiembre de 1991, el mandatario ruso le cesó sin contemplaciones para poner en su lugar a su íntimo enemigo Oleg Lobov. La presión de este último para barrer a Silayev del escenario fue constante en la última etapa de la RSFR y fagocitó todos los planes de reforma económica impulsados por el primer ministro. Al final, Yeltsin compensó a Silayev haciéndole, a principios de 1992, embajador de Rusia ante la Unión Europea. Fue su último cargo público.