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EFE

El barón Lawson de Blaby (1932-2023)

Artífice de la revolución económica de Thatcher

Impulsó bajadas masivas de impuestos, desreguló los mercados financieros y privatizó el sector público británico

Nació en Hampstead (Londres) el 11 de marzo de 1932 y falleció el 3 de abril de 2023

Nigel Lawson

Como periodista destacó en 'The Financial Times' y 'The Sunday Telegraph', antes de dirigir 'The Spectator' entre 1966 y 1970. Diputado entre 1974 y 1992 –ese año ingresó en la Cámara de los Lores–, fue ministro de forma ininterrumpida desde 1979 hasta 1989.

El principio del fin de la era Thatcher, finiquitada el 28 de noviembre de 1990, empezó a fraguarse un año y un mes antes, el 26 de octubre de 1989, día elegido por su ministro de Economía y Hacienda, Nigel Lawson, para presentar, de la forma más sonora y contundente, su dimisión irrevocable. El motivo de fondo fue la discrepancia entre Lawson y el asesor económico de la primera ministra, Alan Walters, acerca de la conveniencia de engarzar la libra esterlina al mecanismo europeo de tipos de cambio. Lawson apostaba por la implantación de la medida.

La causa inmediata de la renuncia fue la decisión de Alemania de subir los tipos de interés, que el Reino Unido terminó secundando, gracias a la persuasión ejercida por Lawson sobre Margaret Thatcher. Sin embargo, las consecuencias no fueron las contempladas por el ministro: al día siguiente, la libra esterlina cotizaba por debajo de los tres marcos alemanes. El objetivo de Lawson era el de mantener la moneda británica por encima de esa fatídica cifra. La salida del Chancellor of The Exchequer, su título oficial, se tornó inevitable.

Este portazo no debe hacer olvidar que Lawson merece ser recordado como el principal artífice de la revolución económica emprendida por Margaret Thatcher. La intensificó gradualmente en cada cargo que desempeñó, a modo de hilo conductor: fue él quien, como secretario financiero del Tesoro –equivalente británico del secretario de Estado de Hacienda– puso fin a la supervisión estatal sobre los préstamos hipotecarios y abolió el control de cambios. Al ser nombrado ministro de Energía en 1983, impulsó, sin que le temblara la mano, el inevitable cierre de las minas de carbón, origen de la huelga más larga y violenta de la historia británica, episodio señero del «thatcherismo», e inició los trámites para las privatizaciones de las compañías públicas de telecomunicaciones, gas y transporte aéreo («British Airways»).

La siguiente etapa de su arrolladora trayectoria tuvo como sede el número 11 de Downing Street, sede del ministerio de Economía y Hacienda, desde donde a partir de 1983 completó e intensificó la labor iniciada en sus anteriores carteras manejando, esta vez, las palancas presupuestaria y monetaria. Hizo de ellas un uso muy amplio. Promovió una bajada masiva de impuestos –la del tipo máximo del impuesto sobre la renta fue un 30 % desde 1986– que tardó varios años en ser acompañada por una reducción del déficit y de la tasa de desempleo. Mas cuando esos objetivos fueron alcanzados, Lawson se convirtió en el primer referente del Gobierno después de Thatcher.

Ese peculiar «estrellato» supuso la baza para sacar adelante la revolución financiera. La aprovechó: con el apoyo de Thatcher –aún no habían surgido las discrepancias– desreguló los mercados financieros de cabo a rabo –y en apenas dos días– a través, principalmente, de la supresión de la distinción entre corredores y agentes de bolsa y de las comisiones fijas que había que pagar por negociar acciones y bonos, así como la autorización, para los grupos extranjeros, de comprar el 100 % de las acciones de las empresas británicas que cotizaban en bolsa. Unas medidas que apuntalaron el liderazgo financiero de la «City» londinense, pero, como reconoció Lawson años más tarde, facilitaron el estallido de las crisis de 2007-2008. No es frecuente que un político publicite esos lamentos.