Sacerdote de altruismo inextinguible

Javier Repullés S. J. nació el 12 de mayo de 1936. En 1953 entró en la Compañía de Jesús y fue ordenado sacerdote el año 1965. Dedicó toda su vida al servicio de los demás, y en especial de los más necesitados.

Prueba de ello fue su implicación desde muy temprano al instalarse en el Pozo del Tío Raimundo para servir a las miles de familias que allí vivían en circunstancias de extrema pobreza en los años 70. A principios de los 90 promovió, junto con otros compañeros sacerdotes, la huelga de hambre en favor del 0,7 por ciento del PIB para países del tercer mundo. Todo esto le hizo perceptor de la Encomienda de la Orden del Dos de Mayo en el año 2010, entregada por la presidente de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre.

Ya en los 80, siendo párroco del convento de Cachito de Cielo, situado en el madrileño barrio de Chueca, comenzó a repartir bocadillos y café para los más necesitados sin techo junto a la hermana Corazón. Detectaron más adelante que había personas que se les acercaban para pedirles alimentos que poder llevarse a sus casas para poder dar de comer a sus hijos, y comenzaron a recolectar fondos y comida para montar un banco de alimentos en el convento.

De esta manera, en mayo de 2011, junto con unos amigos deciden constituir la Fundación Pan y Peces, convirtiendo en realidad la necesidad de Javier de atender a nuestros hermanos que más nos necesitan.

Más de 750 familias acuden hoy día al local que tiene la Fundación a recoger alimentos y productos de primera necesidad, siempre con una inspiración cristiana se insta a trabajadores y voluntarios a servir con el mayor precepto de Javier, el cariño y la ternura por las personas que nos rodean, servir con dignidad a todo aquel que lo necesite, sea cual sea su condición.

La Fundación Pan y Peces es el culmen del testimonio de toda su vida, el proyecto final con el que pretende enseñarnos que somos todos hijos del mismo Padre, y por tanto debemos querernos y cuidar unos de otros. Actualmente, y debido a la situación económica, existe una situación de extrema necesidad en muchísimas familias de la Comunidad de Madrid y desde Pan y Peces tratan de dar esperanza y alivio a todas esas personas que están pasando por verdaderas dificultades.

Esta obra de Javier pretende enseñarnos una última lección: que la Fundación sirva no sólo para ayudar a aquellos que más nos necesiten debido a su situación económica, sino que también nos ayude a abrir el corazón hacia todos aquellos que nos rodean, nuestros hermanos, compartir, amar y sobre todo, reír, el sentido del humor que tan importante fue para Javier durante toda su vida, hacer sonreír a los demás, es en definitiva también, un servicio a Dios nuestro Padre.

• Rocío Redondo es directora general de Fundación Pan y Peces