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Aleteia

Henri Boulad (1931-2023)

Progresista en lo eclesial y crítico implacable del islam

Sugirió amplias reformas a Benedicto XVI en una polémica carta al tiempo que se consideraba islamófobo

Nació el 28 de agosto de 1931 en Alejandría (Egipto) y murió el 14 de junio de 2023 en El Cairo (Egipto)

Henri Boulad

Jesuita desde 1950, ordenado sacerdote en 1963, entre los numerosos cargos eclesiales y académicos que desempeñó cabe destacar los de provincial de la Compañía de Jesús en Egipto, profesor de Teología en El Cairo y rector del Colegio de la Santa Familia y presidente de Cáritas Egipto entre 1984 y 1995

El jesuita egipcio Henri Boulad se vio en serios apuros en 2010 al ser revelado, quien sabe si con intenciones aviesas, el contenido de una carta que había enviado tres años antes a Benedicto XVI. En ella, sugería al Santo Padre una serie de medidas encaminadas a revitalizar la Iglesia. En la línea de la más genuina eclesiología progresista –pero sin incurrir en los excesos, por ejemplo, de la Teología de la Liberación–, Boulad abogaba por una renovación en profundidad de la teología y de la catequética, que deberían repensarse y reformularse totalmente, porque, constataba, «nuestra fe es muy cerebral, abstracta, dogmática y se dirige muy poco al corazón y al cuerpo».

Más en opinión de Boulad, como las posiciones del Magisterio sobre el matrimonio, la contracepción, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el matrimonio de los sacerdotes, los divorciados vueltos a casar y demás asuntos de índole moral, «no afectan ya a nadie y solo producen dejadez e indiferencia, […] merecen algo más que declaraciones categóricas», por lo que «necesitan un tratamiento pastoral, sociológico, psicológico, humana en una línea más evangélica». Un teólogo disidente, europeo o norteamericano, de los ochenta, no lo hubiera expresado de otra manera.

En cambio, Boulad se distanciaba nítidamente del enfoque aperturista en lo tocante al diálogo con el islam. Fiel a su lenguaje crudo, no dudaba en considerarse como islamófobo: «La mayoría de los musulmanes son gente buena y tolerante. Yo acuso al islam porque representa un sistema fascista. Se puede odiar al nazismo y no a los nazis del mismo modo que Jesús despreciaba la maldad, pero no a los malos», declaró a un diario español en 2018, cuando volvió a estar en primera línea de actualidad a raíz de una nueva misiva, enviada, esta vez, al Papa Francisco, en la que criticaba su acercamiento al gran imán de la Universidad Al-Azhar de El Cairo, plasmado a principios de 2019 en el documento sobre la Fraternidad Humana. Sin embargo, el jesuita combinaba esa radicalidad sobre el enfoque general del islam con una postura más matizada en relación con sus seguidores más moderados.

De lo que no se puede dudar es de que Boulad era un cristiano oriental de pura cepa, tanto por sus orígenes como por su trayectoria. Hijo de una familia de rito católico greco melquita, de la burguesía de Damasco, aunque asentada en Egipto, entró en el noviciado jesuita de Bikfaya (Líbano) antes de ampliar su formación en Francia y en Estados Unidos, donde obtuvo un doctorado en Sociología en la Universidad de Chicago. Volvió definitivamente a Egipto en 1967, para desempeñar tareas docentes en distintos centros católicos y de gobernanza en el seno de la jerarquía local de la Compañía de Jesús, sin olvidar un compromiso incondicional para con los más desfavorecidos, que suscitó la admiración de toda la sociedad egipcia.