Su muerte deja un vacío imposible de llenar

Cronista infatigable hasta el último día de su vida, José María Carrascal será siempre un referente del periodismo español. Su conocimiento profundo de la política internacional, sus comentarios punzantes y jocosos y su manera caustica de sentenciar la actualidad lo convirtieron en una voz propia y personalísima de la información. En alguien absolutamente insustituible.

Nacía en el pueblo El Vellón de Madrid en diciembre del 30, pero en 1947 se traslada a Barcelona para estudiar Filosofía y Náutica. Diez años después se instala en Berlín, donde es profesor de español y traductor, para en 1958 convertirse en corresponsal en Alemania para el diario Pueblo. Nacía el periodista. En 1966 continua con dicha labor en Nueva York donde vive más de veinte años realizando recordadas crónicas informativas para Radio Televisión Española y Antena 3 Radio y comenzado una fructífera colaboración con ABC a cuya cabecera estuvo ligado ya toda su vida salvo un breve periodo en La Razón. No en vano, la misma semana de su muerte ha publicado en dicho diario su última columna.

En 1989 Antena 3 le trae de vuelta a España para presentar las «Noticias de las ocho» de la cadena de televisión desde sus primeras emisiones para, dos años después, pasar a presentar las «Noticias de la noche» donde se hizo tremendamente popular. Aunque era un cronista nato y escribía con mano maestra sobre los más complejos temas de política internacional, son sus comentarios en televisión, su fino sentido del humor y la ironía con que adornaba alguno de sus parlamentos lo que le convierten en un referente de la información. No en vano, el informativo nocturno que presentó de 1990 a 1997 era, día tras día, de lo más visto de la cadena. Su polémica e injustificada marcha de Antena 3 la concluyó despidiéndose de la audiencia de manera sobria y elegante, como él era: «Mañana marcho de vacaciones, pero al regreso ya no estaré aquí. La nueva dirección de informativos de Antena 3 ha decidido sustituirme. No les digo adiós porque nos encontraremos en cualquier revuelta del camino y nos saludaremos como lo que hemos llegado a ser, como viejos amigos. En cualquier caso, quienes deseen seguirme podrán hacerlo en las páginas de ABC sin tener que trasnochar. Marcharme ligero de equipaje y con la conciencia tranquila. Gracias y mucha suerte a todos».

Tras finalizar su etapa en la cadena se convirtió en firma habitual de la prensa española, tanto en La Razón como, sobre todo, en el ABC, y fue un asiduo en las tertulias políticas. Pero durante los últimos diez años sus apariciones en medios eran cada vez más puntuales.

Escritor infatigable, desde muy joven compaginó su trabajo en la corresponsalía de Nueva York con la ficción y la no ficción política e histórica. Entre la veintena de libros que escribió a lo largo de su larga y prolífica carrera destacan Groovy (por la que recibió el Premio Nadal en 1972), USA super star (1975), La aventura norteamericana (1982), La agonía del felipismo (1995), Franco: 25 años después (1999), La era de Aznar (2000), El mundo visto a los 80 años (2016) o Todavía puedo (2018), su última publicación.

También cosechó una lista inagotable de galardones y reconocimientos entre los que destacan la Antena de Oro de televisión, el Premio Mariano de Cavia en 1986 tras haber entrevistado al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan o el Premio Luca de Tena en 2021, como reconocimiento a una trayectoria periodística de más de sesenta años.

La muerte de José María Carrascal deja un vacío en el periodismo español imposible de llenar.