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Jerónimo SaavedraEFE

Jerónimo Saavedra (1936-2023)

En defensa de la libertad

La muerte de Jerónimo Saavedra supone la marcha de uno de los últimos vestigios que nos quedaban de esa dignidad política que, hace ya tiempo, no abunda en nuestra vida pública

Nació en Las Palmas de Gran Canaria el 3 de julio de 1936. Fallecía el 21 de noviembre de 2023, a los 87 años de edad, en esa misma ciudad.

Jerónimo Saavedra Acevedo

La grandeza intelectual de Saavedra, su inmensa cultura, su sensibilidad artística y su brillante conversación, le convierten en un personaje ajeno a la actual mediocridad de nuestra clase política

A los 87 años de edad ha fallecido Jerónimo Saavedra, insigne erudito, mente ilustrada del socialismo español e histórico dirigente del PSOE. Exhalaba su último aliento justo cuando los nuevos miembros del Gobierno de Pedro Sánchez recibían de sus antecesores sus carteras ministeriales.

Ha sido un adiós silencioso, como en una renuncia a expresar en voz alta el rechazo que le había causado el ignominioso acuerdo de Sánchez con los enemigos de una nación, a los que, a cambio de siete votos para mantenerse en el poder, entregaba la piqueta para demoler el legado de la Transición.

Un proceso democrático del que Jerónimo Saavedra fue protagonista en primera persona.

Militando en el PSOE y en la UGT desde 1972, fue diputado en las Cortes Constituyentes de 1977, presidente de la preautonómica Junta de Canarias y primer presidente de esa comunidad, cargo que ostentó en dos ocasiones (1983-1987 y 1991-1993). Fue alcalde de su ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, entre 2007 y 2011, y ministro en el Gobierno de Felipe González en dos ocasiones: de Administraciones Públicas (1993-1995) y de Educación y Ciencia (1995-1996). Culminó su carrera política como diputado del común –Defensor del Pueblo canario– entre 2011 y 2018.

A lo largo de su dilatada carrera, Jerónimo Saavedra cosechó el aprecio de los suyos y el respeto de sus oponentes. Hombre de diálogo y consenso, era un convencido demócrata, defensor de las libertades y del libre pensamiento. Más creyente que religioso, ingresó en la Masonería sin renunciar jamás a su devoción por el humanismo cristiano. Su valentía, al revelar su condición sexual en tiempos difíciles para hacerlo, se alimentó del recuerdo al que fue su compañero durante diez años, que falleció en un accidente de tráfico en su adorada isla de La Palma en agosto de 2000.

La grandeza intelectual de Saavedra, su inmensa cultura, su sensibilidad artística y su brillante conversación, le convierten en un personaje ajeno a la actual mediocridad de nuestra clase política.

Amigo de sus amigos, su gran pasión era la música, de la que era un gran experto, siendo espectador habitual en palcos y plateas, ya se tratase de clásica, ballet, ópera o zarzuela.

Pocas semanas antes de su fallecimiento, nos obsequiaba a los amigos con un ejemplar del libro Diez paseos con Jerónimo Saavedra, obra de José A. Luján, donde nos desvela las interioridades de su pensamiento político, humanista, social y personal en forma de memorias dictadas.

Había nacido en 1936, poco antes de iniciarse la guerra civil, esa herida que dejó una profunda cicatriz en nuestra Piel de Toro, que tanto él como otros se empeñaron es restañar mediante diálogo, concordia y libertad. Su corazón dijo basta, coincidiendo con el abyecto acuerdo entre Sánchez y aquellos que pretenden destruir nuestro marco constitucional.

La muerte de Jerónimo Saavedra supone la marcha de uno de los últimos vestigios que nos quedaban de esa dignidad política que, hace ya tiempo, no abunda en nuestra vida pública.

Al igual que los de su generación supieron valorar la generosidad de sus padres –que no les dejaron en herencia el odio de la guerra–, son ahora ellos los que nos legan el testigo para reconstruir una convivencia que otros pretenden dinamitar.

No permitamos que un despreciable mercadeo por el poder ensombrezca la hazaña de quienes nos precedieron en la construcción de una sociedad mejor, libre y democrática.

Adiós, Jerónimo. Gracias por tu lucha, que es la nuestra y que debemos continuar en defensa de la libertad. Ahora, descansa en paz, querido amigo.